VALÈNCIA. Los reveses son una constante para Cristiano Piccini desde que llegara a España en 2014. Si bien es cierto que la intervención a la que se somete hoy el italiano estaba programada en la recuperación de la fractura que sufrió en la rótula de su rodilla derecha el pasado 28 de agosto, también lo es que el futbolista tenía entre ceja y ceja su regreso al césped de Mestalla esta temporada desde febrero.
Sin embargo, el aplazamiento de la Eurocopa 2020 -uno de los objetivos del '21' valencianista- y lo extraordinario del panorama actual en La Liga, han ayudado a dar un giro en los acontecimientos para someter al lateral a la "retirada de material de osteosíntesis que se utilizó en la primera cirugía", como dicta el propio club. Se trata de una intervención planeada, pero también de un cambio de tiempos que vuelven a dejar a Piccini en el dique seco al final de un curso.
Aunque el jugador podría volver a la dinámica del conjunto de Celades antes del término improvisado de la actual temporada -a falta, por el momento, de las fechas oficiales para el regreso de la competición-, su participación en esta recta final se antoja difícil. Más aún con la intención de iniciar al máximo la 20/21 -con el mercado de laterales activo en el despacho de César Sánchez-. Y el final abrupto de curso es algo a lo que el italiano se ha acostumbrado.
En su segunda temporada en el flanco derecho del Betis, una vez ascendido a Primera División, Piccini gozó de un rol de titular en el Benito Villamarín. En la primera parte de la campaña 15/16 fue uno de los futbolistas más usados por Pepe Mel hasta su destitución tras la jornada 19. A las órdenes de Juan Merino jugó solo un encuentro antes de romperse el ligamento cruzado en La Cerámica y perderse el final de aquel curso en el que los verdiblancos lograron la permanencia.
Su objetivo entonces pasó a ser el mismo que hoy tiene entre manos: alcanzar el inicio de la campaña siguiente en plenas condiciones tras seis meses fuera del equipo. Y lo hizo. Arrancó el curso con Gustavo Poyet contando los partidos de 90 en 90 minutos, igual que a la vera de Víctor Sánchez del Amo tras el cese del uruguayo. Pero en la jornada 31 unas molestias que no remitían en la cadera le volvieron a impedir finiquitar la temporada. Fue uno de los asuntos que le llevaron a abandonar Heliópolis con destino Lisboa.
A su vuelta a La Liga la temporada pasada, Piccini volvió a vivir un episodio parecido al de su etapa anterior en España. Después de superar unas molestias también interminables en el gemelo por las cuales se perdió tres partidos con Marcelino al timón, el lateral volvió en el derbi ante el Levante. Un choque con Luna a la media hora de juego dejó KO al italiano y volvió a quedar fuera otros tres encuentros. Esperaba estar de vuelta antes, pero sus dolores en el costado no le dejaron hasta la visita a Huesca.
Eso sí, en este caso Piccini consiguió acabar la temporada pasada vestido de corto, de hecho tuvo minutos en la segunda parte de la final de Copa. Pero esas molestias, en conjunto, le hicieron perderse seis partidos y medio cuando mejor estaba rindiendo, y le arañaron opciones de titularidad en la batalla ya abierta con Wass en el lateral derecho. Una posición que hoy continúa dando trabajo a la dirección deportiva del Valencia.