VALÈNCIA. El regreso del fútbol dibuja nuevos horizontes según pasan las semanas, pero Javier Tebas se resiste a pensar en un posible final abrupto. La posición del presidente de La Liga es clara: quiere terminar la competición como sea, pero no cuando sea. Aboga por hacerlo en verano y así no comprometer la temporada siguiente, pero no va más allá. Acabar en fechas de la 20/21 no está entre sus opciones, por lo que de no poder jugar en período estival daría la persiana por cerrada.
Es precisamente lo contrario a lo que opina la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), que apuesta por acabar sin un calendario preestablecido. Sin embargo, Tebas se mostró positivo ante la prensa internacional con respecto a poder poner broche final al campeonato en verano: "Vamos a terminar las competiciones seguro", aseguró.
Y es que esa es la única alternativa que le queda a La Liga antes de votar por tirar la temporada, según informó el lunes El Partidazo. En caso de llegar a ese extremo, es decir, si la situación sanitaria del país impide retornar al césped en el período estival, se avecinaría una crisis económica importante para la competición. El presidente ayer confirmó que tendrían que devolver el 18% de los ingresos por derechos televisivos ya cobrados (cerca del 90%), y lógicamente dejar de cobrar el 10% restante.
En cualquier caso, La Liga instó a los clubes a forzar ERTEs por causas de fuerza mayor, y ya son ocho entidades las que han reducido el salario de sus futbolistas alrededor de un 70%. De momento, Valencia y Levante no están entre ellos, pero en ambos está abierta la posibilidad de hacerlo en un futuro cercano.
La UEFA se decanta más por la opinión de La Liga que la apuesta de la RFEF. De hecho, el máximo organismo del fútbol europeo contempla la opción de acabar las competiciones domésticas y no las europeas, si fuese necesario. Cualquier decisión hoy es prematura y está en el alambre ante el desconocimiento de los tiempos a seguir tras el fin de la crisis sanitaria, pero son dos, según explicó Tebas, las vías posibles.
La primera de ellas es que las ligas y la Champions y Europa League sean paralelas, tratando de emular el campeonato normal dos meses después; la segunda, que se disputen por bloques, una detrás de otra. Ahí es donde entra la frecuencia con la que se puedan jugar encuentros tras la reanudación. En función del tiempo que reste hasta septiembre, será necesario acumular en el tiempo más o menos partidos.
Cada federación baraja sus propias cartas y, aunque la idea de la UEFA es homogeneizar al máximo posible los procedimientos de las ligas europeas, las asociaciones de futbolistas defienden la integridad de los que son sus trabajadores. La AFE estiró el chicle al máximo en la Comisión de Seguimiento de la RFEF: aceptó un mínimo de tres días entre encuentros una vez se retome el fútbol. David Aganzo y Luis Rubiales rechazan tajantemente la propuesta de La Liga de jugar cada 48 horas.
Eso sí, Tebas negó ayer cualquier acuerdo en este sentido, por lo que la cuerda sigue tensa. Lo que está claro es que la UEFA, siempre y cuando sea factible, no quiere renunciar a sus dos competiciones, y en esto también girará la pelea por los períodos de descanso entre partidos.
Lo que también pelea la AFE es la extensión de los contratos de jugadores que se desvinculen de su club el próximo 30 de junio. En este sentido, la FIFA también ha emitido sus directrices de ampliación de esos contratos hasta que de facto termine la temporada, sea antes del verano porque se declara suspendida o al final del mismo. Además, también modificará el mercado de fichajes en función del principio y el fin de los cursos.
Dentro de las posiciones de cada organismo, el hecho de jugar a puerta cerrada cobra una dimensión especial. La RFEF no quiere calendarizar el regreso y eso supone guardarse bajo la manga un as: esperar a concer cuándo es sano volver para poder hacerlo con aficionados.
Mientras tanto, Javier Tebas no aseguró ayer si la vuelta será con hinchas en las gradas. Confía en volver, pero no en hacerlo con los estadios llenos. Para La Liga también supone un problema el hecho de declarar encuentros a puerta cerrada, pero es el menor de sus inconvenientes: quiere que el fútbol vuelva y que lo haga en veano. Ocurre lo mismo en la UEFA: nadie quiere pensar en finales de Liga de Campeones sin aficiones, pero llegado el caso habrá que decidir sobre ello.
Evidentemente, todo está supeditado al dictado de las autoridades sanitarias, por lo que, llegado el caso, el debate puede estar entre jugar sin gente o no jugar. En esa hipotética tesitura, la UEFA tendría que tomar una decisión que, en boca del presidente de La Liga, apuntaría a terminar sin animación.