VALÈNCIA. La necesidad de ventas es lo que ahora mismo ocupa la mente de la secretaría técnica del Levante de cara a planificar la plantilla de la temporada que viene. Es el primer punto. El de partida. El clásico 'dejen salir antes de entrar'. Pero, en este caso, con suma importancia de las salidas que se den antes de ponerse manos a la obra con las posiciones a mejorar o cubrir ante, precisamente, las próximas bajas. El archiconocido dato de los 16,5 millones de euros en venta de futbolistas es una de las aristas de la actualidad granota que salieron en la reunión de este martes. Y es una situación para nada novedosa en la entidad de Orriols, que hasta el verano pasado encadenó varias ventanas de fichajes estivales encontrando grandes ventas.
Son esas salidas estelares las que se busca emular en este mercado que abre en poco más de un mes. Si bien es cierto que se antoja complicado repetir ventas con fortunas asiáticas de por medio -no tendrá el Levante la suerte de traspasos como el de Emmanuel Boateng al Yifang chino en febrero de 2019 por alrededor de 10 kilos- sí se persigue reeditar ejercicios como el 19/20. Entonces, el Getafe desembolsó 8 millones de euros por Cabaco -este fue en la ventana invernal- o se hizo efectiva la compra de Rubén García por parte de Osasuna tras su cesión en El Sadar en Segunda División. En ese ejercicio el Levante metió en su hucha casi 15 millones en venta de jugadores según el protal Transfermarkt. Sería una cifra óptima para esta pretemporada. Oier, Prcic, Chema, Savelich, o las marchas gratuitas de Pedro López y Jason Remeseiro fueron algunas de las operaciones entonces.
Sin embargo, la gran 'suerte' llegó el verano anterior. En agosto de 2018 se consumó la venta de Jefferson Lerma al Bournemouth por una cifra cercana a los 30 millones de euros. Seis meses antes que el traspaso de Boateng. En total, esa temporada se cerró con casi 40 kilos en traspasos que, en materia deportiva, sirvieron para la incorporación de Vukcevic, Dwamena, el propio Cabaco o la cesión de Borja Mayoral. Y el curso anterior, en 2017, también se lograron llenar las arcas de Orriols con un buen pellizco -unos 14 millones- gracias a operaciones como las de Víctor Camarasa con el Betis y la salida de Deyverson al Palmeiras.
Fueron tres ejercicos consecutivos con 'grandes ventas' y que precedieron al pasado mercado que, sin ninguna salida de las piezas franquicia del equipo Aitor, Bardhi y Campaña, este último pese a su deseo de salir y los clubes que se interesaron-, no fue fructífero en lo económico. Se apostó por la continuidad de los pilares y la incorporación de jóvenes perlas, que a la postre han terminado dando el nivel esta campaña. Solo la activación de la venta definitiva de Moses Simon al Nantes permitió alimentar el saco con 5 kilos. Antes de esos tres mercados tan abundantes, el verano posterior al último descenso también se acarició esa cifra en el capítulo de marchas.
El Levante ha de volver este verano a la senda de la gran venta. Ha de ser otra ventana de fichajes que engorde las arcas del club y cuadre el Fair Play, aunque las pinzas de la pandemia volverán a coger el mercado como hace un año. La salida de un gran activo y otras salidas de menor impacto podrían hacer al club acercarse a la cifra imperativa que vive en la mente de la secretaría técnica.