VALÈNCIA. El Levante hizo oficial este miércoles la ampliación del contrato de Pablo Martínez dos años más de los que ya unían al madrileño al Ciutat. De 2024 a 2026, con subida en el escalafón salarial y un reconocimiento de importancia merecido por una de las revelaciones del campeonato en clave granota. El club esperó a la mejor semana de lo que va de competición, la primera en que el equipo se ha enganchado a las plazas de ascenso directo y en medio de un momento dulce camino del ascenso necesario en la parcela económica de la entidad de Orriols.
Es por eso que Felipe Miñambres ya diseña el Levante que viene. El próximo verano vuelve a preveerse movido por las renovaciones o no de contratos que expiran el próximo 30 de junio y porque el club presupuestó en sus últimas cuentas ventas de futbolistas por por un valor de 13,6 millones de euros antes del cierre del actual ejercicio. El principal activo sigue siendo De Frutos, con vinculación hasta 2025 y cuyo entorno ya ha empezado a tantear el director deportivo granota. El posible regreso a Primera podría abrir un escenario muy distinto para el extremo segoviano respecto al último verano vivido, en que el tira y alfoja con el Getafe duró hasta el último día de mercado.
Pablo Martínez y Jorge De Frutos son dos jugadores con contratos que, más allá de ser los dos hombres en mejor momento del vestuario a los que el club ha querido blindar, no vencen con celeridad. Otros casos son los de Campaña, Postigo, Róber Pier o Soldado, cuyas relaciones concluyen a final del actual curso. En el club se respira calma respecto a todos esos casos, igual que con las piezas a préstamo en el club, como un Iborra que será granota si se consuma el ascenso o un Wesley con una opción de compra elevada -10 millones de euros- que, en su caso, se podría llegar a renegociar.
La renovación de Pablo Martínez va ligada, además, con la estrategia de cantera que presentó el club a finales de año: objetivo, 40% de canteranos en la primera plantilla en 2027. Aunque el madrileño no es futbolista formado en Buñol en su totalidad, sí fue una incorporación estratégica en 2019 para el filial con vistas a potenciar su llegada al fútbol de élite cuando Manolo Salvador, entonces, conducía el área deportiva del club. Con Pablo atado, la incertidumbre de un Campaña que de momento emplaza su futuro a final de curso, el posible fichaje definitivo de Iborra y un Pepelu con el contrato más longevo del balompié nacional, Miñambres ha empezado la casa por el centro del campo.
Además, según avanzó el diario Las Provincias, el retoque del contrato de Pablo Martínez no lleva consigo cláusulas de escape en caso de futuro descenso, lo cual no descarta la salida de una de las piezas más codiciadas ahora mismo de la Segunda División en caso de que el Levante lo necesitara. Lo que sí parece claro es que el ejecutivo astorgano reduce asteriscos contractuales supeditados estrechamente a la vuelta a Primera División, pues el último contrato que cerró Miñambres anterior al de Pablo -el de Pepelu 2032-, o el de Cárdenas, tampoco aprecian cláusulas escapatorias ligadas a la posibilidad de no ascender. Aún así, sí contemplan otro tipo de disposiciones que hacen clave el regreso a la élite: por ejemplo, en el caso del dianense, su cláusula de rescisión experimentaría un aumento.