Marcelino volvió a destacar en rueda de prensa que el jugador y el médico decidirán cuándo parar. Para que ello ocurra lo más tarde posible, lo mejor es no dejar ningún cabo suelto.
VALÈNCIA. "Simone parará cuando él y él médico lo crean conveniente, no voy a dictar yo cuándo va a ser eso. Se puede romper bajando una escalera o levantándose de la cama", de esta manera tan explícita se manifestó Marcelino García Toral sobre la dolencia de menisco de su delantero Simone Zaza.
De momento los hechos siguen avalando la teoría de que es el jugador (o en un caso extremo su rodilla) quien decidirá cuando es el momento de parar. Si esta situación da incluso para esperar a final de temporada, mejor.
Para ello el cuerpo técnico ejecuta un plan trazado desde comienzo del verano, sabiendo que se trata de un caso a tener en cuenta. Sería exagerado decir que Zaza entrena aparte, pero la realidad es que el equipo de trabajo de Marcelino ha dibujado un itinerario para que el menisco externo del artiete italiano sufra lo menos posible durante las sesiones de trabajo.
No se puede decir que se dosifique al italianio, ya que por su manera de entender el fútbol, Zaza no entiende de medias tintas. Pero sí se estudian todos los ejercicios y se miran todas las posibilidades. Se valora que partes del entrenamiento pueden entrañar más peligro potencial para el estado de la articulación del delantero y se proponen alternativas. Que haya un especial cuidado con la rodilla de Zaza, no quiere decir de ninguna manera que el máximo goleador del equipo entrene menos o a menor intensidad. Con Marcelino el compromiso en el trabajo diario es innegociable, y en la mente del italiano el gen competitivo viene de serie.
De esta manera, Zaza no recibe una excesiva carga entre semana y le permite saltar cada fín de semana al terreno de juego en perfectas condiciones.
Como muestra de esta situación, tenemos el caso que impidió a Zaza jugar la repesca del mundial con su país. Zaza, dispuesto a ayudar siempre, realizó todos los ejercicios que el cuadro de Ventura dispuso en los días previos, y su rodilla se resintió. Pese a no jugar con su país, seis días después estaba en perfecto estado para jugar en Cornellà (aunque Marcelino decidiera reservarlo -entre otras cosas por las 4 amarillas y la cercanía del encuentro del Barça-) y posteriormente jugó los 90 minutos ante los culés y el partido completo de Copa ante el Zaragoza.
El tiempo marcará el cómo y el cuándo para frenar. De momento, es incuestionable que la hoja de ruta trazada para disfutar de Simone Zaza, pese a su dolencia- se está llevando a cabo de manera impecable.