El presidente más joven de la Copa que se mensajea con Quico Catalán

VALÈNCIA. "Donde pisa Felipe Heredia, deja huella en el fútbol". Es lo primero que dice el presidente y fundador del CD Huracán Melilla, rival este jueves del Levante en primera ronda de Copa del Rey, cuando repasa su trayectoria en el balompié melillense. Ha jugado, ha entrenado en Tercera División y también ha tocado los despachos como director deportivo en clubes de su ciudad natal. Con 29 años ha decidido dejar de trabajar para los demás y hacerlo "para uno mismo". Creó su propia entidad hace año y medio -es la historia que tiene el Huracán- y se convirtió así en "el presidente más joven del fútbol europeo". Y, ahora, tras eliminar al Atarfe Industrial en la fase previa, de la Copa del Rey.

Para concebir su nuevo club arrastró a varios jugadores de sus diversas etapas en Tercera. En una de ellas, cuando ejercía como segundo en el Melilla CD, ya se enfrentó al Levante. Entonces varios de los futbolistas que jugarán este jueves ante los hombres de Alessio Lisci se enfrentaron a los de Paco López. El portero David Diz, el central Ibrahim o el delantero Joselu estuvieron en aquella derrota por 0-5, con doblete de Coke Andújar y con goles de Mayoral, Hernani y Sergio León, que se produjo en el Álvarez Claro, estadio donde también se disputa este duelo directo y que el propio Alessio ya ha visitado este curso con el filial. 

Aquella goleada ocurrió en 2019, justo antes de que Heredia decidiera emprender por su cuenta. Esta es la tercera ocasión en la última década en que el Levante visita tierras melillenses. En 2012, en doble enfrentamiento copero contra la UD Melilla (1-0 en el Álvarez Claro; 4-1 en el Ciutat); y después la de aquel 2019 que estrenó el formato actual de la competición del KO. Es por ese motivo que Heredia, quien espera "unas 4.000 peronas en la gradas", se ha visto obligado a hacer de marketiniano y poner 2.262 entradas gratis para el público general, lógicamente con el patrocinio de la ciudad detrás y a través de las Consejerías de Deporte y Juventud. Las entradas gratuitas son nominativas, en tribuna valen 10 euros: "Estamos contentos porque viene un equipo de Primera, pero los jugadores y la afición piensan: 'Otra vez el Levante...'". Es por eso que el presidente intenta incentivar la afluencia de gente al campo para dar la campanada.

Tal es el empacho de Levante que tienen últimamente en Melilla que Felipe Heredia asegura que ya se mensajea con Quico Catalán: "Hombre... claro que lo conozco, hablo con él y todo. Tengo contacto, pero me dijo que no va a venir porque tiene la Champions del equipo de fútbol sala... o algo así", asegura. El Levante UD FS juega desde este miércoles y hasta el sábado la Elite Round de la Futsal Champions League en Lisboa. Prácticamente a la misma hora en que el balón echará a rodar en el Álvarez Claro, los de Diego Ríos se la juegan en el Pavilhão Fidelidade contra el Haladás VSE húngaro. 

Y es que Quico tiene "un lío formado que no está escrito" en el Levante: "Ellos vienen mal, colistas, pero es un equipo de Primera... Nosotros somos humildes, trabajadores, no comemos del fútbol. Entrenamos una hora, tres días a la semana. Hoy te vienen 10, mañana 15, y al otro 19", comenta Heredia, aunque admite que "el 95% de los jugadores han jugado en Tercera o Segunda B". Es algo que ocurre en cualquier equipo de la Regional Preferente, en este caso de la Primera Autonómica de Melilla, en la que el cuadro de Chuga -es el nombre por el que se conoce a Lahasid, su entrenador- campea en la segunda posición.

Felipe Heredia dice que, con la edad que tiene, está cansado de jugar al fútbol. Sin embargo, es más joven que el propio técnico y algunos jugadores del club que parió. No descarta volver a pisar la hierba, pero de momento está a gusto en la silla del presidente del campo de La Espiguera, donde habitualmente juega el Huracán, en césped artificial. Este jueves tendrá, eso sí, una oportunidad de oro para lograr uno de sus sueños: hacer hueco a la ciudad autónoma de Melilla en el fútbol nacional. Tendrá que ser con sorpresa a costa de un Levante en medio de su particular reconstrucción.