VALÈNCIA. La RFEF se ha convertido en unos años en un referente en cuanto al análisis de datos deportivos. Todo lo que sucede en un campo de fútbol que pueda afectar a la Selección española se recoge en forma de vídeo y datos para su estudio, análisis y almacenamiento. Los miles de datos guardados por la Federación son propiedad de todo preparador que necesite tomar una decisión y quiera apoyarse en datos objetivos. Es una labor que se actualiza continuamente y está abierta para su utilización. Es el presente y el futuro del fútbol: tomar decisiones técnicas y tácticas en base a hechos objetivos. Un arma de la que España -hoy por hoy- puede estar muy orgullosa en el mundo y que Luis de la Fuente utilizó para su primera convocatoria como nuevo seleccionador nacional.
El primer analista que entró en la Federación contratado fue Pablo Peña, en 2008. El análisis del fútbol unido a la tecnología comenzaba su andadura. “No existía la figura de una persona específica ligada al entrenador y empezamos con una cámara y un PC de edición muy básico. Han pasado 15 años y la evolución ha sido bárbara. A nivel de dotación y recursos comenzamos a trabajar a unos niveles muy potentes desde que se inició una nueva etapa con Luis Rubiales, José Francisco Molina y Francis Hernández dotándonos de todas las necesidades”, señala Pablo Peña, el mencionado analista con más años a sus espaldas de todo el innovador equipo que forma parte de la RFEF.
Actualmente, hay dos analistas en la Selección absoluta masculina, dos analistas fijos en categorías inferiores masculinas (más dos eventuales en competición) y dos analistas para las selecciones femeninas. “Nosotros trabajamos en un contexto de Selección, que difiere de un contexto de clubes. Nuestra labor se resume en la captación de nuevos jugadores en edades tempranas (de las que se nutren las categorías inferiores), seguimiento de todos los jugadores de todas las categorías de la Selección, elaboración de análisis propios, análisis de rivales y ayuda en todos los procesos de análisis que el cuerpo técnico pide”, comenta Peña.
Para realizar toda esa labor, la RFEF trabaja con diferentes proveedores de datos a todos los niveles: de vídeo, de situaciones de eventing, de tracking, para filtrar situaciones de juego, plataformas estrictamente de datos que a su vez son alimentadas de bigdata, machine learning… Se utilizan muchas fuentes para optimizar esta metodología de trabajo, la cual es sumamente eficiente ya que se realiza partiendo de una plataforma que permite trabajar de manera vertical entre selecciones nacionales de distintas categorías en un mismo lugar donde se comparten trabajos y análisis que se van elaborando.
Todo este ‘boom’ de análisis de datos en el fútbol (el deporte y en la sociedad, en general) ha llegado gracias a la innovación tecnológica. Gracias a los datos, “el ojo crítico se ve complementado con los datos que te ofrece la nueva tecnología. Básicamente, hace 15 años no existían programas que te brindaran un vídeo con cortes objetivos de un partido, sino que debía de ser a través de un esfuerzo personal y subjetivo. Ahora podemos extraer más parámetros, combinar diferentes fuentes para ir adaptándolas a nuestra manera de ver el fútbol y nuestros flujos de trabajo y la figura del analista ha cambiado mucho: ha pasado de no estar bien definida a ser personas ligadas a un cuerpo técnico. De no existir hace 15 años, a que sea difícil no encontrar un analista en un equipo incluso semiprofesional”, reflexiona Peña.
Pocos analistas acumulan tantos partidos y con su experiencia es consciente de que en este mundo del análisis “los procesos son vivos y van cambiando. La reflexión que siempre hablamos es que no hay una manera exclusiva de estudiar e interpretar los datos debido a que las herramientas cada vez consiguen mas profundidad en los mismos”. Lo que sí tiene más claro es que, por mucho que evolucionen los análisis y los datos, un analista nunca va a ser un entrenador. “El analista no es un elemento definitorio, pero sí que es escuchado. Facilita el trabajo no solo del entrenador, sino del resto del cuerpo técnico, pero siempre es una figura de segunda línea a disposición del entrenador”, indica. Con ese rol, es normal que siempre deba pasar un periodo de adaptación cuando comienza con un nuevo cuerpo técnico porque cada uno es diferente y el analista debe ser versátil para adaptarse a lo que se le pida.
La RFEF es un ejemplo en este apartado por el apoyo que el departamento ha tenido desde la llegada de Luis Rubiales. “La suerte de pertenecer a la RFEF es que se cree en nuestro trabajo y las empresas con las que trabajamos nos escuchan para desarrollar sus productos. Nos retroalimentamos con las grandes compañías relacionadas con el análisis del fútbol. Además, compartimos experiencias con analistas de otras federaciones e incluso de otros deportes”, narra un Pablo Peña que ha visto cómo en el último lustro la RFEF ha vivido una implementación tecnológica exponencial con la instalación de cámaras automáticas en los campos de entrenamiento, programas para trabajar de manera vertical, inversión en productos que requería el departamento, ampliación de personal, recursos…
Y todo este trabajo se va a quedar para siempre. Al principio, la cultura en el fútbol era de que si un miembro de un cuerpo técnico cambiaba de equipo, se llevaba consigo el soporte de almacenamiento y el trabajo realizado se perdía para la federación y cuerpo técnico. Sin embargo, en la Federación española, “una de las cosas más importantes que se han hecho en los últimos años es trabajar en una plataforma en la que todo el trabajo de cualquier preparador y entrenador -masculino o femenino, de Selección absoluta o cantera- quedan alojados para el que venga posteriormente. El legado, a día de hoy, es impresionante porque llevamos casi cinco años trabajando sin una fuga de información, todo queda en la nube. Y todo el que venga nuevo tiene acceso a ello para visualizar todo el trabajo”, apunta Peña.
En el departamento se le da mucha importancia a esta cultura porque cuando entra un seleccionador nuevo lo primero que hace es intentar comprender el contexto y ecosistema en el que entra, algo que ya ha realizado Luis de la Fuente. Los analistas están a disposición de lo que necesite hasta que se van decidiendo las obligaciones y roles de cada uno. Gracias a todo esta filosofía y trabajo, un seleccionador se va a encontrar siempre con el seguimiento y trabajo del anterior seleccionador (a través de videos y datos específicos de cada futbolista, a nivel grupal…) y “hoy por hoy resulta difícil encontrar alguna necesidad de algún seleccionador que no se la podamos dar gracias a los medios de los que nos ha dotado la RFEF”. Y no sólo el cuerpo técnico se beneficia del análisis de datos, “es una manera de trabajar multidisciplinar que también ayuda a jugadores”, añade Pablo.
“A nivel de Federación, con la apuesta de estos últimos cinco años estamos a nivel de recursos y de medios como una de la Federaciones más preparadas a nivel mundial para afrontar cualquier tipo de reto. Aspiramos a mejorar y a seguir invirtiendo para continuar creciendo”, reconoce Peña, quien ha vivido en primera persona la evolución en los procesos de los entrenadores y cómo los análisis para tomar decisiones han pasado de la subjetividad a la objetividad en busca de una meta. El gol como fin último y miles de datos y procesos analizados para llegar a él por el camino más corto y fiable.
¿Cómo se detecta el jugador ideal? Los analistas de la Selección absoluta trabajan según un modelo de juego, con las variantes que se creen oportunas para las diferentes situaciones y en base a ello se buscan perfiles determinados, con características definidas en cada una de las posiciones del campo y siempre teniendo en cuenta la versatilidad. Manejan unos seis u ocho jugadores por posición, sin que tengan que ser perfiles totalmente parecidos. Los analistas, al igual que el resto de miembros del cuerpo técnico, ven todos los partidos que juegan y añaden la información con diferentes plataformas de datos.
En categorías inferiores, los seguimientos se complementan con descubrimientos a partir de 12 y 13 años e intentan que estos descubrimientos se den lo antes posible (por eso es muy probable que un jugador de la absoluta haya pasado por categorías inferiores).
La RFEF es un ejemplo en este apartado por el apoyo que el departamento ha tenido desde la llegada de Luis Rubiales. “La suerte de pertenecer a la RFEF es que se cree en nuestro trabajo y las empresas con las que trabajamos nos escuchan para desarrollar sus productos. Nos retroalimentamos con las grandes compañías relacionadas con el análisis del fútbol. Además, compartimos experiencias con analistas de otras federaciones e incluso de otros deportes”, narra un Pablo Peña que ha visto cómo en el último lustro la RFEF ha vivido una implementación tecnológica exponencial con la instalación de cámaras automáticas en los campos de entrenamiento, programas para trabajar de manera vertical, inversión en productos que requería el departamento, ampliación de personal, recursos…
Y todo este trabajo se va a quedar para siempre. Al principio, la cultura en el fútbol era de que si un miembro de un cuerpo técnico cambiaba de equipo, se llevaba consigo el soporte de almacenamiento y el trabajo realizado se perdía para la federación y cuerpo técnico. Sin embargo, en la Federación española, “una de las cosas más importantes que se han hecho en los últimos años es trabajar en una plataforma en la que todo el trabajo de cualquier preparador y entrenador -masculino o femenino, de Selección absoluta o cantera- quedan alojados para el que venga posteriormente. El legado, a día de hoy, es impresionante porque llevamos casi cinco años trabajando sin una fuga de información, todo queda en la nube. Y todo el que venga nuevo tiene acceso a ello para visualizar todo el trabajo”, apunta Peña.
En el departamento se le da mucha importancia a esta cultura porque cuando entra un seleccionador nuevo lo primero que hace es intentar comprender el contexto y ecosistema en el que entra, algo que ya ha realizado Luis de la Fuente. Los analistas están a disposición de lo que necesite hasta que se van decidiendo las obligaciones y roles de cada uno. Gracias a todo esta filosofía y trabajo, un seleccionador se va a encontrar siempre con el seguimiento y trabajo del anterior seleccionador (a través de videos y datos específicos de cada futbolista, a nivel grupal…) y “hoy por hoy resulta difícil encontrar alguna necesidad de algún seleccionador que no se la podamos dar gracias a los medios de los que nos ha dotado la RFEF”. Y no sólo el cuerpo técnico se beneficia del análisis de datos, “es una manera de trabajar multidisciplinar que también ayuda a jugadores”, añade Pablo.
“A nivel de Federación, con la apuesta de estos últimos cinco años estamos a nivel de recursos y de medios como una de la Federaciones más preparadas a nivel mundial para afrontar cualquier tipo de reto. Aspiramos a mejorar y a seguir invirtiendo para continuar creciendo”, reconoce Peña, quien ha vivido en primera persona la evolución en los procesos de los entrenadores y cómo los análisis para tomar decisiones han pasado de la subjetividad a la objetividad en busca de una meta. El gol como fin último y miles de datos y procesos analizados para llegar a él por el camino más corto y fiable.