VALÈNCIA. El 2020 que acaba este jueves fue también el año en el que el Valencia Basket vivió un doble relevo en su cúpula directiva, uno planificado y el otro no, y también el que supuso el arranque de las obras de su nuevo pabellón, todo ello mientras el club consiguió que el balón apenas dejara de botar a pesar del covid-19.
Desde el estallido de la pandemia, el Valencia Basket, en el marco de la estrategia de la Fundación Trinidad Alfonso de su máximo accionista Juan Roig, trató de que su actividad no cesara, una filosofía que ha marcado el resto del año.
Por eso, a los pocos días del decreto del Estado de Alarma el club hizo llegar a sus jugadores de los equipos senior diversos materiales para ejercitarse en casa y puso en marcha numerosas actividades no presenciales, tanto para los jugadores de sus categorías inferiores como para el público en general.
También fue de las primeras entidades que dispuso la progresiva vuelta presencial y segura a los entrenamientos.
Entre las actuaciones en este sentido destacó la modélica organización de la fase final excepcional de la Liga ACB entre L’Alqueria del Basket y la Fuente de San Luis con doce equipos y 33 encuentros en quince días.
La experiencia acumulada y las ganas de ofrecerse como motor de actividad hicieron que el club fuera también anfitrión de la concentración de la selección absoluta femenina y sede de los partidos de la ventana FIBA de noviembre clasificatoria para el Eurobasket masculino de 2022 del grupo de la masculina.
También será en el arranque de 2021 sede de la primera fase de la Eurocopa femenina del grupo H, igualmente en modo burbuja y con el senior femenino entre los participantes, al tiempo que podría acoger la Copa de la Reina.
Esta experiencia se usará en un futuro cada vez más cercano para organizar pequeños, medianos y grandes acontecimientos en el nuevo pabellón que ha impulsado Roig junto a la actual Fonteta y a L’Alqueria y cuyas obras, que sufraga personalmente el empresario con un presupuesto de 220 millones que ya ha adelantado, arrancaron a finales del mes de junio.
La empresa de Roig encarga del proyecto, Licampa 1617, llegó a un acuerdo hace apenas un mes y medio con ‘The Music Republic’ como operador de un recinto que espera abrir en 2023 y lo hará con 15.600 espectadores sentados.
Estos primeros pasos tuvieron también un punto de polémica, pues una vez firmados los últimos acuerdos con el ayuntamiento de València, que le cedió mediante un concurso público el suelo, se anunció que el nombre sería ‘Casal España Arena’ y no el ‘Arena Valencia’ que era el nombre con el que había surgido.
El malestar que expresó el consistorio, encabezado por el alcalde Joan Ribó, llevó a que se ‘rebautizara’ el pabellón como ‘Casal España Arena de València’ pero también a que el Ayuntamiento decidiera llamar ‘Plaza València Arena’ a la generada en la entrada principal del recinto.
Toda esta actividad se ha combinado con un doble cambio de vital importancia en la cúpula del club. Por un lado, en julio se produjo el esperado relevo de Paco Raga que se jubiló como consejero delegado y director general del club y fue sustituido por José Puentes, hasta entonces responsable de L’Alqueria.
Además, en las últimas semanas ha habido otro relevo especialmente destacado aunque menos llamativo y provocado por la inesperada y voluntaria salida de Juan Antonio Germán como responsable del Relaciones Externas de Mercadona y de Mecenazgo de Roig, la ‘pata’ de la que cuelgan el club y L’Alqueria.
Fuera de los focos, su labor ha sido fundamental en los últimos años para el club y esta misma semana se ha sabido que el baloncesto, como el resto de proyectos de mecenazgo deportivo, pasará a depender de Héctor Hernández, también directivo de la empresa de supermercados del empresario y que se estrenará al frente con el inicio del año.