VALÈNCIA. El Valencia Basket cerrará este domingo en la pista del Real Madrid en la Liga Endesa un 2023 en el que naufragó en el final de la pasada campaña y en el que, con más defensa y físico, navega con brío en la actual al lograr compaginar con solvencia la acb con la Euroliga.
Entre ambas campañas, la sección masculina del club afrontó en verano una importante renovación que incluyó el despido de Chechu Mulero, que desde 2014 era el director deportivo, y la llegada al cargo de Luis Arbalejo; así como numerosos cambios en la plantilla, incluida la salida de dos históricos como Sam Van Rossom y Bojan Dubljevic, pero de nuevo con Álex Mumbrú al frente.
El Valencia arrancó el año mermado por las lesiones, fuera de los puestos de la Copa en la Liga y de la zona de 'playoff' en el torneo continental. Empujado por la falta de efectivos a defender y a compartir el balón, reaccionó. Ganó cinco de sus seis partidos en enero en la Euroliga y tres de los siguientes cuatro en la acb, lo que le llevó a hacerse en la última jornada de la primera vuelta con la última plaza para el torneo del KO.
Pese a la inconsistencia defensiva del equipo, la temporada estaba 'viva' y el fichaje a mitad del mes de enero de Shannon Evans apuntalaba esa idea. Aunque perdió en cuartos de final de la Copa ante el Real Madrid, la esperanza no decayó porque compitió hasta el final y dispuso incluso de dos tiros para pasar a semifinales.
Pero cuando llegó el momento de la verdad en las otras dos competiciones, la falta de solidez atrás le pasó factura. El Valencia llegó a las últimas cinco jornadas de la fase regular de la Euroliga en la décima posición a un solo triunfo de la zona de 'playoff', sin embargo tres derrotas seguidas con una muy mala imagen en las dos últimas, no solo sentenciaron sus opciones sino que emborronaron lo que hasta el momento era una buena participación.
En la acb, el equipo logró clasificarse no sin apuros para los cuartos de final pero en ese primer cruce, tras plantar cierta batalla en primer encuentro en la pista del Barça, estuvo lejos de complicarle la vida en la Fonteta en el segundo. Los gritos de 'fuera, fuera' desde la grada mostraron el enfado de parte de la afición y solo el adiós de Van Rossom evitó que crecieran.
El verano fue movido. El despido de Mulero y la marcha del base belga, con una emotiva despedida, y de Dubljevic que, enfadado, renunció a tenerla, marcaron el final de una etapa. El club decidió mantener su fe en Mumbrú pese a las dudas que había en el vestuario y en el entorno y sorprendió con la arriesgada apuesta por Arbalejo, que llegaba del Lucentum Alicante.
Entre ambos y Enric Carbonell, director general, construyeron una plantilla mucho más física con la llegada de jugadores de probada solvencia en la Euroliga como Semi Ojeleye y Brandon Davies y de otros en crecimiento como Damien Inglis, Boubacar Touré, Nate Reuvers o Kassius Robertson. Además se renovó a Martin Hermannson y Jared Harper aceptó seguir cuando no se contaba con ello.
En septiembre, tras tener que ser operado Hermannsson, el club reaccionó rápido y se hizo con el director de juego Stefan Jovic. No ha sido la última incorporación porque esta misma semana ha llegado el alero Justin Anderson, con un contrato de 45 días ampliable, y la entidad ultima el fichaje del base Kevin Pangos. La entidad maneja el presupuesto más alto de su historia, que le sitúa entre el tercer y el cuarto peldaño en la acb pero la zona media-baja de la Euroliga.
El equipo de Mumbrú ha solventado con éxito una de las asignaturas pendientes del club: compaginar la acb con la Euroliga. Tercero en la liga con diez victorias y cinco derrotas ha asegurado con solvencia y sin los apuros del pasado curso su presencia en la Copa a falta de dos jornadas y tiene en su mano ser cabeza de serie.
En la competición continental ha ganado nueve partidos y ha perdido ocho, lo que le ha dejado cerca de su mejor primera vuelta y en una meritoria novena plaza, con el mismo balance que el Partizan, que es octavo, y que el Baskonia, que es décimo.
Los fichajes han llegado para cubrir las lesiones que han marcado el inicio de la campaña pero en el caso de Pangos con un componente más estructural. El equipo ha mostrado una notable mejoría en defensa, con algunas excepciones que generaron dudas, pero le ha costado más el ataque, al confirmarse insuficiente la generación de los exteriores desde el bote, incluso aunque se combine con mas balones interiores.
La idea es que, además de que haya un base siempre junto a Harper y Robertson, también esté con un Chris Jones brillante en la ejecución pero al que le cuesta involucrar al resto. El objetivo es aumente la fluidez, mejore el aprovechamientos de los espacios y suba el porcentaje de tiro exterior y que el cambio afecte lo menos posible a la defensa, que ha sido el gran aliado del equipo de Mumbrú en el nuevo curso tras haber sido su condena en el anterior.