VALÈNCIA. Décimo noveno en Liga y 10 puntos de 42. Son los datos de un Valencia hundido en la zona de descenso, que avista la Segunda División y que ni siquiera en Mestalla tiene armas para salir de una crisis institucional galopante que ha virado hacia lo deportivo, mientras Rubén Baraja no encuentra un antídoto y el club no reacciona.
Con dos triunfos y cuatro empates en catorce partidos, el Valencia ha perdido ocho, más del cincuenta por ciento de los encuentros disputados en este inicio liguero. Fuera de casa no ha pasado del empate y en Mestalla ha perdido más partidos -tres- de los que ha ganado, pues sólo ha logrado triunfos ante el Girona y el Betis.
El hundimiento del Valencia se mide en el contraste entre los goles a favor, trece, y en contra, veintidós, pero no todo son números, sino también las sensaciones de un equipo angustiado, sin capacidad de trenzar tres pases de manera consecutiva y que no tiene clara cuál es su estructura de juego.
Hace ahora un año, el Valencia se asomaba a Europa mientras era eficaz de cara a puerta y muy contundente atrás. Baraja potenció al extremo las virtudes de un equipo muy justo de efectivos pero que ejecutaba a la perfección el contragolpe y que defendía atrás, en un 4-4-2, suficiente para no encajar en exceso y que Hugo Duro aprovechara sus oportunidades.
Sin embargo, todo eso ha cambiado en este inicio liguero en el que Baraja no encuentra la solución a los problemas que se van amontonando. De la lesión de José Luis Gayà, que este lunes pasará pruebas médicas por unas molestias en los isquiotibiales, al caso judicial de Rafa Mir, pasando por las lesiones de Thierry Rendall y Dimitri Foulquier, los dos laterales derechos de la plantilla.
El técnico vallisoletano ha cambiado ese 4-4-2 clásico a un 5-4-1 con el que buscar una mayor contundencia defensiva que sí se vio en Butarque y en el Coliseum pero que no ha dado resultado en Mallorca ni tampoco ante el Rayo Vallecano, un partido en el que al Valencia apenas le tiraron tres veces, aunque fue suficiente para perder el encuentro.
Pero mientras el Alavés ya ha hecho oficial el cambio de entrenador y Las Palmas no es que haya sustituido a su técnico, sino que Diego Martínez, su nuevo entrenador, ha sumado seis victorias en sus primeros ocho partidos como técnico, el Valencia no ha realizado ningún cambio en el banquillo, ni tampoco ha reforzado a su entrenador.
Fue el propio Rubén Baraja, y su agente, Manuel García Quilón, quienes reivindicaron la pasada semana el trabajo del vallisoletano: "Vinimos a pecho descubierto con una situación difícil y salvamos el 'match ball'. Y la temporada pasada acabamos por encima de las expectativas", subrayó uno de los grandes jugadores de la historia del Valencia.
Sin embargo, Baraja, que durante más de año y medio había funcionado como escudo de la directiva ante la desafección y las críticas de los aficionados hacia Peter Lim y los ejecutivos que trabajan en el club, se ha 'quemado' en estas últimas semanas y parte de Mestalla cantó este pasado sábado 'Pipo, vete ya'.
Baraja, que ya acumula 77 partidos como técnico del Valencia en tres campañas distintas, es el entrenador con un porcentaje de victorias más bajo de la historia del club de entre los 25 con más duelos dirigidos.
No obstante, la plantilla actual difiere en mucho de cualquier otra dirigida por alguno de los otros veinticuatro con más partidos de la historia del Valencia y es una de las grandes razones de esta dinámica.
La ausencia de inversión en la plantilla para sanear las cuentas del club ya había menguado el rendimiento deportivo del equipo, como hace dos temporadas, cuando el Valencia se salvó de bajar a Segunda División en la última jornada, pero esta campaña ese abandono se ha escenificado en el césped desde la primera jornada.
Los fichajes del Valencia, que ya ha vendido a Giorgi Mamardashvili pero que ha conseguido que se quedara un año más en el club, han sido las cesiones de Rafa Mir, del Sevilla; de Dani Gómez, suplente el año pasado del Levante en Segunda; de Enzo Barrenechea, que el curso pasado jugó en el Frosinone, que bajó a la Serie B italiana; y de Maximiliano Caufriez, que también descendió con su equipo el pasado curso, el Clermont Foot 63 francés.
Asimismo, la dirección deportiva del Valencia, encabezada por Miguel Ángel Corona, firmó libre a Germán Valera, procedente del Atlético de Madrid, pero que ha disputado las últimas cuatro temporadas en Segunda División, así como también incorporó por 1,2 millones de euros a Luis Rioja, del Alavés, y a Stole Dimitrievski, libre tras varias temporadas en el Rayo Vallecano.
Con todo ello, el Valencia sigue incapaz de encadenar dos triunfos ligueros y mientras el crédito de Rubén Baraja parece haberse acabado, la dirección del Valencia sigue sin mandar un mensaje sobre si refuerza a su entrenador. Todo ello mientras Baraja, leyenda de la entidad, explota todas las fórmulas posibles para cambiar la situación.