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LA VISIón DE LOS COLABORADORES

"Era una muerte anunciada"

Vicent Molins, Vicente Bau, José María Peris y Desmemoriats analizan la derrota del Valencia en Sevilla y la salida de Nuno del club

30/11/2015 - 

VALENCIA. El Valencia cayó derrotado en Sevilla en un nuevo partido que deja la imagen del equipo por los suelos. Además, tras el encuentro se confirmó la salida del técnico, Nuno Espírito Santo.

Los colaboradores de Plaza Deportiva muestran su visión de lo sucedido en Sevilla.

VICENT MOLINS

Hace semanas que el entrenador del Valencia y el juego del Valencia habían pasado a segundo plano. Las conclusiones sobre las dos cosas ya se habían obtenido. En Sevilla solo se plasmó hasta qué punto estaba desquiciado el entrenador y el juego. Y Parejo, con sus palabras, puso el epílogo de un vestuario por los aires. Ésta es la hora de los responsables del club, si es que el club los tiene. Es la hora de demostrar si de verdad quieren reconducir el proyecto o prefieren sostener su lobby. La destidimisión de Nuno era inevitable. Ahora viene lo importante. Hay instantes en los que no hacer nada es elegir. Estamos en ésas. ¿Mendes o el Valencia?

DESMEMORIATS

Se puede decir que la mejor decisión que ha tomado la propiedad/Nuno en todo el año ha sido dimitir/destituirlo/invitarle a... La situación estaba tan contaminada que el mero hecho de hacer debutar a un chaval de 19 años casi le estigmatiza de por vida. Era una muerte anunciada, enhorabuena a todos los que se esforzaron sobremanera y dieron todo de sí desde el pasado verano para llegar a esta situación. Ahora les veremos a esos jugadores que se escondían tras el Nuno-vete-ya, el foco recae sobre ellos de forma inevitable, el DNI. Poco que decir del partido, sería repetir por millonésima vez lo mismo de otras veces. Lo mejor del mismo recae en el desenlace final. Desde el lunes veremos si la propiedad aprendió algo, o esto no pasa de una operación de maquillaje.

VICENTE BAU

Nada. Un cero patatero. A mi, al menos, me dan igual las dos expulsiones. Es más, en estos momentos no me acuerdo de como se llamaba el árbitro. Ni es importante. Lo importante, lo de verdad, es que el Valencia no inquietó nunca la portería del rival. No lo hizo con once, ni con diez, ni con nueve futbolistas. Fue, eso sí, absolutamente fiel al Valencia de esta fase de la temporada. Un Valencia que casi nunca da la talla y un Valencia que muestra bien a las claras que no existe ningún jugador medianamente contento con la forma de jugar del equipo. Las caras de impotencia de los jugadores del Valencia son un claro síntoma de la enfermedad que están padeciendo. Languidece el equipo y languidece todo. Si el Sevilla solo ganó de uno fue por su propia incapacidad para imponerse más contundentemente en el marcador. Y el Valencia perdió tal como estaba previsto. Un equipo que no juega a nada raramente gana un partido. Y si tu no quieres ganar y encima te expulsan a dos es imposible. Y seguimos cayendo y cayendo y cayendo...

JOSÉ MARÍA PERIS

Por mucho que no queramos, todo análisis del partido viene condicionado por la noticia del fin de la era de Nuno. O, al menos, eso se intuye tras la rueda de prensa en la que Nuno se comportó como un perfecto gallego, a pesar de ser portugués. Pero lo vamos a intentar. Resultaba significativo el cambio de portero. El mejor de tu equipo, incluso el mejor de la Liga en su puesto, empezaba el partido en el banquillo.

Sintomático y consecuente con el despropósito de decisiones técnicas con las que nos ha obsequiado Espirito en su trayectoria como inquilino del banquillo. Eso y una propuesta de juego por dentro en la que, teóricamente, planteaba una batalla en el centro del campo que no fue tal. Podemos argumentar que la expulsión de Cancelo condiciona todo el partido, pero en los 35 minutos de once contra once, no demostró el Valencia ser equipo que iba a plantear problemas a un Sevilla que tampoco nada por aguas tranquilas.

Este partido pasará a la historia por ser el, supuestamente, último partido de Nuno como técnico valencianista y por no haber chutado ni una vez a puerta. Y aún así -ventajas de jugar contra Emery-, en el alargue, una pelota parada nos hizo soñar con una pequeña vendetta a aquello de M'bia que nos hiciese sumar un punto en un lugar donde los grandes han hincado la rodilla. Pero no fue así. Ahora se abre una ventana de aire fresco, responder a aquello de "Y después de Nuno, ¿qué?" del pasado viernes con respuestas acertadas y hacer cambiar esa metafórica imagen del Valencia personalizada en un Javi Fuego, derrotado, avergonzado en cierta manera, tras ser expulsado por un exceso de orgullo al pelear por un balón dividido que era casi intrascendente. 

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