VALÈNCIA. En el mercado invernal de la temporada 2020/21 José Bordalás expuso en el club que una de las posiciones a reforzar era la de central. Más allá de la adquisición a préstamo 5 meses atrás de Omar Alderete, la posición cojeaba al haber acoplado a Hugo Guillamón al lugar de pivote ante la evidente falta de efectivos también en ese lugar. Además, Bordalás ya comenzaba a albergar la idea de jugar con tres centrales, por lo que además de contar esporádicamente con Cristian Mosquera (en el filial en aquel momento), hacía falta -al menos- un efectivo más.
El primer central que el Valencia CF sondeó aquel invierno fue Álvaro González. El central español que no jugaba casi en el Olimpyque de Marsella y que no era del agrado de Bordalás con lo que la contratación no llegó a cerrarse. El entrenador alicantino tenía su preferido, el central del Rayo (entonces en Osasuna) Aridane. "El entrenador se ha enrocado en Aridane" llegó a esgrimir la radio oficial del club hablando de una contratación que tampoco se concretó. El elegido para cubrir esa demarcación era un joven central del Basilea llamado Eray Cömert.
La solución pasaba una vez más por el imperativo económico ya que el futbolista estaba en el ostracismo desde varios meses atrás al no querer renovar su contrato con la entidad helvética. Así que por 800.000 euros el Valencia CF contrataba a un central con proyección en su país y que incluso ya había debutado con la selección absoluta.
Sin embargo, el aterrizaje en España fue complicado. Casi sin tiempo de conocer a sus compañeros le tocó debutar por las bajas en partido copero frente al Cádiz. Se le vio muy lejos de tener un ritmo competitivo mínimamente exigible e incluso fue el protagonista de la jugada que acabó en el penalti con el que los amarillos igualarían momentáneamente el partido. El propio Bordalás al final de ese encuentro y de los posteriores aludió al nivel del campeonato del que procedía el suizo para explicar sus problemas de acoplamiento.
Cömert siguió como titular ante la Real Sociedad 4 días más tarde en cuanto Bordalás utilizó por primera vez de inicio en liga el sistema de tres centrales (lo había probado previamente en Copa ante el Atlético Baleares). Sin embargo, en cuanto Alderete y Diakhaby se recuperaron, pese a los constantes problemas físicos de Gabriel, El helvético se fue cayendo de los planes de Bordalás. Al final esa temporada jugó 9 partidos (8 de liga y 1 de Copa) y muchos de los de liga era para dar descanso a los centrales titulares que Bordalás reservó para la gran final de La Cartuja en diferentes fases del campeonato.
Con la llegada de Gennaro Gattuso al banquillo del Valencia CF la pasada temporada llegó el mejor momento de Cömert. El calabrés apostó por las condiciones técnicas del suizo a la hora de salir de atrás con la pelota jugada tal y como era la idea de fútbol que quiso implantar el italiano.
En el medio campeonato que Gatusso estuvo al frente del equipo Cömert fue su central de referencia. Un total de 14 partidos jugados (13 como titular) y 1052 minutos disputados con 4 tarjetas amarillas, 1 roja y un gol (ante el Espanyol en Cornellá). Con el abandono de Gattuso a Cömert se le volvió a torcer el panorama y tras el tiempo de transición con Voro, su dinámica con Baraja fue claramente de más a menos. Con el Pipo en el banquillo sólo actuó en 6 encuentros de 16 posibles y salió de titular en 4 de ellos sumando un total de 336 minutos. Tan sólo participó en dos de las últimas ocho jornadas (jugó ante el Elche pero un solo minuto y de manera testimonial), Diakhaby, Gabriel i Cömert le pasaron en la rotación relegado al papel de cuarto central.
Con la compra definitiva de Cenk Ozkaçar por parte del club de Mestalla se intuía que Cömert lo iba a tener complicado con Baraja. La intuición se confirmó al dejarlo el Pipo fuera de la lista de convocados del amistoso del pasado martes ante el Nottingham Forest, incluido en el mismo grupo de jugadores a los que el entrenador ya les ha dicho que deben buscarse la vida lejos de Mestalla. La situación tuvo la rúbrica definitiva al quedarse también en tierra y no subir al avión que condujo al equipo a la pretemporada. Las cartas están boca arriba sobre la mesa y Cömert sabe que no cuenta para Baraja, ahora falta por saber si colaborará en su desalojo del vestuario o se acogerá al contrato firmado.
En cualquier caso, la historia del suizo es una más de las vividas en Valencia en los últimos años de fichajes a bajo coste y contra la voluntad del entrenador de turno que acaban por no ofrecer el nivel mínimo exigible. El último culpable es el futbolista, no se puede decir lo mismo de aquellos que realizaron la apuesta y que con el paso del tiempo encima acaban resultando premiados.