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Exvalencianistas por el mundo: Cristiano Lucarelli, el Toro de Livorno

15/12/2021 - 

VALÈNCIA. La historia de Cristiano Lucarelli (Livorno, 1975) es una historia de pasión. Pasión por unos colores y unos ideales. Una historia que pertenece a otro fútbol, ese que se encuentra desde hace años en claras vías de extinción. El hoy técnico del Ternana de Serie B, donde por cierto milita el sobrino del mítico Alessandro Nesta, Gian Marco Nesta, renunció a grandes clubes y a mucho dinero durante su trayectoria como jugador con el único objetivo de vestir la camiseta del equipo de su tierra y de sus amores.

La Associazione Sportiva Livorno Calcio, conocida universalmente como AS Livorno y de manera familiar como el Amaranto, es mucho más que un histórico de Italia de más de 100 años de vida: se trata de una institución tremendamente vinculada a la vertiente política más antifascista y comunista del país transalpino. Cristiano Lucarelli, conocido como Il Toro di Livorno, formó parte de la plantilla del Valencia CF durante la temporada 98/99 y es un símbolo para los tifosi livorneses; todo un emblema que trasciende a lo puramente futbolístico. Y es que el que fuera aquel potente y corpulento ariete representa y es ejemplo de fidelidad a una ideología y unos colores grabados a fuego en la historia y la tradición de un escudo.

“Esta camiseta y este escudo, que también llevo tatuado, son parte de mí”

Cristiano Lucarelli para La Repubblica

A orillas del Mediterráneo, Livorno, la capital de la Toscana, constituye un importante puerto marítimo y centro industrial de Italia. Esta bella ciudad es la cuna del Partido Comunista Italiano (PCI), una institución nacida en 1921 y muy asociada a lo largo de su historia al nombre de Livorno, un lugar donde la lucha obrera ha dejado una importante huella histórica y continúa muy presente actualmente en cada uno de los rincones de la ciudad. En otras palabras, ser de Livorno y ser comunista es de todo menos una casualidad. Es algo natural para los livorneses.

En 1975, y enmarcado en ese contexto, nació Cristiano, el primer hijo de Maurizio Lucarelli, un estibador del puerto de Livorno, sindicalista y militante del PCI. Poco se imaginaba Maurizio que su hijo fuera a convertirse en un mito para su Livorno y para la lucha de clases. Siempre con un balón en los pies, asiduo de las gradas del mítico Armando Picchi y verdadero fanático del Amaranto desde muy pequeño, el fútbol siempre fue parte de la vida del pequeño hincha. Sin embargo, sus orígenes humildes, su niñez en las calles portuarias de la ciudad y las duras y largas jornadas de su padre como estibador sembraron también en lo más profundo del exvalencianista un espíritu revolucionario, justo y libertario que todavía hoy perdura.

“Mis padres Maurizio y Franca, mi hermano Alessandro y yo esperábamos los partidos del Livorno como una liberación. Los vivíamos todos juntos en el estadio”

Cristiano Lucarelli para La Repubblica


Su irrupción en el fútbol de élite no vino por casualidad. Desde muy joven demostró ser un delantero con muy buenas maneras para el remate: un nueve de los de toda la vida. Perugia, Cosenza y Padova precedieron la presentación de Cristiano Lucarelli en la Serie A allá por el año 1997. Sucedió en las filas del Atalanta, un modesto por aquel entonces que 20 años más tarde se ha convertido en un club de referencia del fútbol europeo gracias a Gian Piero Gasperini.

Aquel año terminaría en Italia con la Juventus de Marcello Lippi conquistando su 25º scudetto y con el club de Bérgamo descendiendo a Serie B; una circunstancia que facilitó la llegada a Valencia del que era uno de los arietes más prometedores del potentísimo fútbol italiano de la época. Sin duda, la presencia de Claudio Ranieri en el banquillo de Mestalla fue un elemento crucial para que Lucarelli se decidiese a probar suerte en la que fue su primera aventura lejos de su patria.

“Fui uno de los primeros italianos que decidió ir a jugar fuera de nuestro país”

Cristiano Lucarelli para Superdeporte

A pesar de tener minutos y oportunidades a principio de temporada, una grave lesión y la fantasía del Piojo López, la Cobra Ilie y el croata Goran Vlaovic en el ataque valencianista terminaron por enterrar las opciones del italiano en un equipo que acabaría levantando el título de Copa del Rey en Sevilla y clasificando para la siguiente edición de la Champions League. Una temporada histórica para el Valencia.

“En Valencia descubrí una ciudad preciosa, un club importante y conseguí adaptarme en muy poco tiempo”

Cristiano Lucarelli para Superdeporte

Habiendo participado tan solo en 12 encuentros de liga en los que anotó un tanto, el livornés volvió a su país por la puerta de atrás para jugar en el Lecce, donde se hinchó a meter goles (31 en dos temporadas). Otros dos años en el histórico Torino confirmaron a Lucarelli como un delantero ya consagrado en la Serie A, una de las mejores ligas del mundo.

Sin embargo, el sueño del ariete nada tenía que ver con los títulos o el dinero. Anhelaba jugar para el club del que siempre fue un seguidor incondicional, el club de su ciudad y de su vida: su Livorno. En 2003 y durante las siguientes temporadas rechazó propuestas millonarias de los grandes de Italia para defender los colores de su querido Amaranto, recién ascendido a Serie B.

Fueron cuatro temporadas inolvidables en la ciudad que lo vio crecer: ascenso histórico a Serie A después de 55 años, máximo goleador (capocannoniere) de la Serie A 2004/2005 con 24 tantos, clasificación para la Copa de la UEFA 2006/2007 y estratosféricos números para el carismático punta (101 goles en 158 apariciones). Tal era la pasión del delantero por el club toscano que vistió el dorsal 99 durante su estancia en el Armando Picchi, en honor a las Brigate Autonome Livornesi, el ya extinguido grupo ultra del Livorno fundado en 1999.

“Lo recuerdo todo del Livorno, primero como aficionado, después como futbolista y luego como entrenador”

Cristiano Lucarelli para La Repubblica

Sus grandes actuaciones llamaron la atención de un equipo de nivel Champions League: el Shakhtar Donetsk del clásico Mircea Lucescu (actual técnico del Dinamo de Kiev). Resultó muy difícil abandonar el Livorno, un club que Lucarelli siempre sintió como su propia casa, y su rendimiento en Ucrania fue más bien discreto. Regresó a Italia para jugar en el Parma durante dos temporadas y, tras regresar de manera efímera al Livorno, terminó retirándose en las filas del Nápoles a las órdenes de Walter Mazzarri (actual técnico del Cagliari).

En Italia se dice que la militancia y el orgullo del jugador por sus inclinaciones políticas, que obviamente siempre fueron de izquierdas, le cerraron a Lucarelli las puertas de la Azzurra. Y es que el revuelo fue mayúsculo cuando, precisamente en el Armando Picchi y tras anotar un tanto con la selección sub-21 en marzo de 1997, el delantero dio rienda suelta a sus emociones exhibiendo una camiseta con dedicatoria al guerrillero revolucionario comunista Ernesto Che Guevara. Livorno, una ciudad tradicionalmente muy de izquierdas, enloqueció.

Aquel día, el guardameta del combinado italiano era un tal Gianluigi Buffon (Parma) y la delantera estaba formada de inicio por nuestro protagonista de hoy junto a un romano que terminaría convirtiéndose en leyenda: Francesco Totti.

Con la selección absoluta de Italia, el livornés apenas disputó 6 encuentros en los que anotó 3 tantos. La competencia era tremenda entre los aspirantes a formar parte de un combinado que haría historia proclamándose campeón en el Mundial de Alemania’06, tras imponerse a Francia en aquella mítica tanda de penaltis. Esa polémica celebración con la sub-21, unida al estratosférico nivel del fútbol italiano de principios de siglo, apartaron definitivamente al exvalencianista de una de las mejores selecciones del fútbol moderno.

“La gente está más pendiente de mis ideas políticas que del récord del Ternana”

Cristiano Lucarelli para Corriere della Sera

Durante su temporada como futbolista en Parma hizo amistad con el presidente del club, el empresario Tommaso Ghirardi, con el que comentó la posibilidad de convertirse en entrenador después de retirarse. Dicho y hecho: en la institución gialloblù recibió la oportunidad de entrenar al equipo juvenil en 2012. Se sucedieron Perugia, Viareggio, Pistoiese, Tuttocuoio, Messina, Catania y Livorno hasta lanzar definitivamente su carrera como técnico en el Ternana.

Este modesto club de la ciudad de Terni, ubicada en Umbría, la región central de Italia y cuya capital es Perugia, pelea en la actualidad por volver a la Serie A tras haber desaparecido de la misma en los años 70, década en la que disputó dos temporadas en la élite del fútbol italiano. Con el exvalencianista en el banquillo, los rossoverdi pulverizaron todos los registros de Serie C la pasada campaña para ascender con autoridad y marchar cómodamente en la actualidad en el duodécimo puesto de una Serie B que comandan Pisa y Brescia, equipos que a día de hoy ascenderían de manera directa a la Serie A.

El pasado agosto, el Ternana eliminó en la primera ronda de la Copa Italia al Bolonia, un conjunto que ahora mismo se sitúa en la 10ª posición de la máxima categoría del fútbol transalpino y que ya ha conseguido vencer, entre otros y en lo que va de liga, a los dos conjuntos de la capital: la Roma de Mourinho y la Lazio de Sarri. Sin embargo, la andadura en la competición de los de Lucarelli concluyó ayer en el Pier Luigi Penzo tras caer frente a los locales, otro equipo de Serie A como el Venezia, por 3-1.

Tras un efímero paso por los inicios de la época dorada del Valencia CF, aquel delantero italiano que recordarán los noventeros valencianistas puede convertirse en los próximos años en un prestigioso técnico del Calcio. Su pasión y fidelidad a unos colores y unos ideales lo convirtieron en un mito para la ciudad de Livorno, y en los próximos años buscará hacer historia con un modesto club del centro del país que fantasea con visitar más pronto que tarde las grandes Scalas del fútbol italiano.

El camino está marcado. Ha vuelto el Toro de Livorno.

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