VALÈNCIA. Roberto Carlos, aquel lateral izquierdo que jugó en la Selección Brasileña y el Real Madrid, ganando numerosos títulos (Mundial de Selecciones y Champions League incluidos) disputando muchos encuentros importantes, dijo que el partido con más presión (traducimos: “carga psicológica”) que disputó fue aquella final de Copa del Rey del 6 de marzo de 2002 (justo el día en que el Madrid cumplió 100 años) en el Estadio Santiago Bernabéu, en homenaje al centenario del Real Madrid. Ese día dijo que “sintió” todo el peso de la historia del club de la Castellana en sus espaldas. ¿Recuerdan el resultado? El Dépor ganó su segunda Copa de España en un día que parecía que todo estaba encaminado a celebrar los 100 años de historia merengue. Pues no. Centenariazo.
En el partido final del Mundial de Selecciones de fútbol de 1950, justo el 16 de julio de ese mismo año, la todopoderosa selección de Brasil de entonces necesitaba un único empate contra Uruguay para lograr el primer título de Campeón del Mundo de su historia. Incluso se adelantó en el marcador. Perdió. Ganó Uruguay. Todo estaba preparado para que la canarinha consiguiera el título en su casa. Pero no. Desde entonces ya no jugó más con la camiseta de color blanco. A partir de ahí (si el rival se lo permitía) de amarillo, siempre de amarillo. Se jugó en Maracaná. Se llamó el maracanazo. Y hay más. Unos cuantos ejemplos más.
El Valencia CF, en 2019 cumple 100 años. El año del centenario che. Con las expectativas propias de un gran club que acaba de meterse en Champions: “al menos repetir clasificación para la máxima competición europea y a ver si cae un título, que es el año del centenario”, seguramente pensaban muchos al inicio del curso deportivo.
Y empezó la temporada 2018-19. Empate tras empate. ¿Falta de gol? (recordemos “El peso del gol”) ¿Qué le pasaba futbolísticamente?... (mejor dejemos ese análisis para los entendidos) el equipo estaba lejos de la clasificación para la Champions (más bien cerca de la zona de abajo) e incluso había más de uno que hubiera prescindido del técnico que logró el éxito el año anterior después de un par de largas temporadas más que difíciles. Pero no. Los “de arriba” confiaban en el trabajo y a seguir. Proyecto, trabajo, misma línea, unión… trabajo (con un criterio definido) y más trabajo.
Y el equipo remonta. Y el equipo (después de una decepción en Champions) se mete en las semifinales de la Europa League. Y el equipo está a punto de clasificarse para la próxima Liga de Campeones. Y el “volem la copa” se traduce en alguna remontada épica y en la clasificación para la final de la Copa del Rey, de la Copa de España. El año del centenario.
Y detrás de todo eso coherencia, idea común, objetivos bien planteados (siempre se mantuvo desde el club como principal objetivo la clasificación en liga), defensa de un proyecto centrándose en lo que depende del trabajo, del buen hacer.
Y eso, desde el punto de vista psicológico, tiene que ver con una autorregulación de la autoconfianza (creencia en sus propias virtudes en función de objetivos planteados), un enfoque motivacional adecuado (orientado hacia el éxito como un reto ilusionante), una activación óptima, una buena gestión de situaciones estresantes, un equipo unido y comprometido con una idea… Buen trabajo para, aún en momentos más complicados, seguir funcionando a un alto nivel. Son aspectos psicológicos que, si se manejan adecuadamente, favorecen y mucho el rendimiento, acercando de esta manera a su mejor nivel y al éxito deportivo.
Y llega el final de liga. Un último partido que, de ganar en Valladolid significaría la consecución de un gran objetivo para esta temporada, la del centenario.
Y llega la final de copa. El año del centenario.
¿Presión en el año del centenario?
El futbolista, el equipo, rinde a su mejor nivel cuando está centrado en lo que depende de él (enfoque motivacional adecuado), sabe qué recursos puede utilizar aún en momentos complicados y tiene claro qué puede hacer para lograr sus objetivos (autoconfianza), es capaz de afrontar las situaciones más críticas con eficiencia (control del estrés), cuando compite se centra en aquello que es relevante para su funcionamiento (atención/concentración), los mensajes son adecuados y están claros (comunicación) y funcionan como un verdadero equipo en busca de objetivos comunes (cohesión/cooperación). Es decir, funciona a su mejor nivel cuando se manejan adecuadamente aspectos psicológicos implicados en el rendimiento deportivo.
En el centenariazo y en el maracanazo, la mala gestión psicológica o mental (que es lo mismo) parece evidente. La presión superó al buen hacer y, en lugar de centrarse en “jugar a su mejor nivel” se pensó más en “celebrar lo que tenía que pasar” (“vender la piel del oso antes de cazarlo”); y eso claro, influye en el funcionamiento de deportistas y equipo. En el fútbol no valen las mentiras ni las falsas verdades: juegan once contra once y el que esté más acertado, juegue mejor, sea más eficiente… tendrá muchas más posibilidades de vencer. Es decir, lo que realmente cuenta es funcionar de la mejor manera posible haciendo lo mejor que se pueda. Y, claro, funcionar bien psicológicamente es fundamental para dar la mejor versión.
Todas las personas involucradas en el deporte tienen su “papel psicológico”, desde dirigentes, entrenadores, departamento de comunicación, afición… aunque el profesional mental del deporte (también en el fútbol) es el psicólogo experto en psicología del deporte (que asesora a estas “personas del fútbol” y también hace un trabajo más “fino” e individualizado). Es decir, la manera en que se maneja la “carga psicológica” por parte de todos influye en el funcionamiento de futbolistas y equipo.
El Valencia CF juega dos finales (la de liga en Valladolid y la de Copa del Rey en Sevilla). En su año del centenario. En un año donde se ha superado la “presión extra” que supone cumplir 100 años logrando las semifinales de Europa League, pelea hasta el final por la clasificación en Champions y disputa la final de Copa del Rey. Y eso tras un inicio complicado que se superó con éxito (trabajo, criterio y buen hacer). Porque el buen trabajo da sus frutos, más pronto o más tarde.
Toca, lo que queda, jugar a su máximo nivel. Toca recoger el fruto de esta temporada, donde la coherencia, el fomento de la autoconfianza de los jugadores, el manejo de situaciones estresantes y, sobre todo centrarse en el trabajo, la planificación y en mejorar día a día con un criterio definido, ha sido la tónica en dos temporadas.
Toca jugar estas dos finales con todo el trabajo realizado “en la mochila” de futbolistas y equipo. Toca disfrutar para todos los aficionados y demás valencianistas, de este final de temporada.
Dos finales de centenario le quedan al Valencia CF. ¿Maracanazo? ¿Centenariazo? Parece que no. Parece que, por lo visto a lo largo de este año deportivo “desde fuera”, el Valencia CF va a jugar esos dos partidos centrándose en jugar el partido. En intentar ser mejor que los adversarios utilizando sus “armas”. En dar su mejor versión. Y eso es fruto del buen trabajo deportivo (también manejando adecuadamente variables psicológicas) realizado en el año del Centenario del Valencia CF. De la buena conexión entre equipo y afición. Del trabajo de todos. Y eso significa que el Valencia CF puede dar su mejor versión. En estas dos finales de su Centenario. Fútbol. Apasionante. Vorem.