VALÈNCIA. El entrenador del Atalanta, Gian Piero Gasperini, ha reconocido que ya estaba contagiado de coronavirus el día antes de la celebración del partido de vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones ante el Valencia, un partido que se disputó a puerta cerrada en Mestalla y en el que los italianos consiguieron la clasificación.
"El día antes del partido de Valencia estaba enfermo -de coronavirus-, la tarde del partido estaba peor. No tenía buena cara en el banquillo. Era 10 de marzo. Las dos noches siguientes en Zingonia dormí poco. No tenía fiebre, pero sentía que estaba en pedazos y con 40º", declaró en una entrevista a La Gazzetta dello Sport.
El preparador italiano, de 62 años, confirmó que las pruebas a las que fue sometido han confirmado que ha pasado la enfermedad. "Hace diez días, las pruebas serológicas confirmaron que tuve COVID-19. Tengo anticuerpos, lo que no significa que ahora sea inmune", manifestó.
Además, rememoró la noche en la que peor lo pasó por culpa de la COVID-19. "Una ambulancia pasaba cada dos minutos, hay un hospital cerca. Parecía que estábamos en guerra. Por la noche pensé: si entro allí, ¿qué me pasará? No me puedo ir ahora, tengo tantas cosas que hacer...", indicó, y aseguró que también había perdido el sentido del gusto.
Respecto al regreso de la competición, Gasperini afirmó que sus jugadores "tienen hambre". "En casa han trabajado duro y bien. Querían jugar al fútbol. La técnica se recupera rápidamente. Jugar al fútbol es como andar en bicicleta, no lo olvidas", subrayó, aunque le desagrada la idea de jugar sin aficionados. "No me gusta, pero es la única opción que tenemos", finalizó.