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la cantina

Hay un valenciano que quiere que pierda Nadal

27/01/2022 - 

VALÈNCIA. El otro día me desperté y me encontré a Carlos Alcaraz y a Matteo Berrettini luchando a raquetazos en el Open de Australia. El alumno de Juan Carlos Ferrero cayó en el quinto set después de un partido exquisito ante un rival muy consistente en el fondo de la pista. Uno o dos días después volví a abrir los ojos y entonces vi a Rafa Nadal desencajado. Estaba también en el último set y el mallorquín tenía los pómulos hundidos y la mirada apagada. No salía fuego como siempre. Había sufrido un golpe de calor y venía de pasar un rato en el vestuario. Así que me jugué un penique a que acababa perdiendo ante Denis Shapovalov. Lo perdí, claro. Siempre fue un mal negocio apostar en contra del mejor deportista español de la historia.

Anoche, y quizá esté acabando el partido mientras lee estas líneas, Nadal
volvía a unas semifinales de un Grand Slam y se enfrentaba a Berrettini, el primer italiano en alcanzar la penúltima ronda en Australia. En el box del Rod Laver Arena donde se coloque el equipo técnico de Berrettini estará su entrenador, Vincenzo Santopadre; su asistente, Marco Gulisano; su coach mental, Stefano Massari; un analista de datos llamado Craig O’Shannessy; su preparador físico, Roberto Squadrone, y su fisioterapeuta, Ramón Punzano.

Punzano, que también es osteópata, es valenciano. Lleva 17 años vinculado al tenis desde que Nacho Muñoz, que era el médico de Ferrero, le abrió la puerta. En 2019 fue el responsable de fisioterapia del nuevo torneo de Copa Davis que ganó España. Ángel Ruiz Cotorro, un doctor conocidísimo en el mundo del deporte, se encargaba del área médica y comenzó a ver de forma periódica a Berrettini. Ruiz Cotorro le dijo que estaba lesionado, que necesitaba un fisio que le ayudara en la recuperación y le habló de Punzano.

Al italiano le debieron gustar las manos de este fisio de 47 años que ya había trabajado con Ferrero, Pablo Andújar y, en su última etapa, con David Ferrer. Primero le pidió que fuera a verle a Monrtecarlo, donde tiene su residencia, y antes de la Navidad de 2019 llegaron a un acuerdo. Desde entonces, el valenciano viaja con el tenista al 90% de los torneos del circuito. “Llevamos más de dos años y hemos alcanzado un grado de confianza que es muy importante”, comentaba en un audio antes de irse a dormir la víspera de la semifinal contra Nadal.

Punzano asegura que cuando coges a un deportista de élite el currículo no vale de nada. Que el tenista tiene que confiar en la persona que le trata, que le aprieta donde le duele, que le aconseja hacer determinados
ejercicios o incluir algunas rutinas para mejorar físicamente. Porque de
eso dependerá que luego salga a la pista y se encuentre en plenitud. “Pero ya confía en mi criterio, en los programas de prevención de lesiones, las rutinas para mejorar el rendimiento… Y encima el resto del equipo me lo puso muy fácil. Así que ahora lo bonito es que todos tenemos el mismo objetivo y sus éxitos son los éxitos de todos nosotros”.

El fisio se va a dormir cuando yo me pongo a comer. Veo que sigue en línea de madrugada. No sé si es que le cuesta conciliar el sueño antes de un partido tan importante o simplemente es que está viendo el último capítulo de una serie que quiere acabar. Pero sí reconoce que para un español como él siempre es especial enfrentarse a una de las grandes leyendas del deporte español. “Llevo muchos años y conozco a Alcaraz, a Carreño y a Rafa, y a su staff técnico. Y no se vive como una confrontación a vida o muerte, ni mucho menos, sino con una normalidad que se repite de vez en cuando -enfrentarse a un español-, pero está claro que va a ser un partido especial para mí. No es lo mismo enfrentarse a Nadal que a otro jugador. No es un partido cualquiera; el cariño que despierta Rafa entre los españoles también lo despierta en mí, claro”.

Él quiere que gane el italiano. Faltaría más. Lleva dos semanas mimando a su cliente para que haga historia en Australia. Ayudándole a recuperar
después de algunos partidos maratonianos que ha tenido que disputar estos días en Melbourne. Y por eso luego llega el partido y lo vive con tanta intensidad, aunque intenta mantener la compostura, dice, y no hacer el cuadro en un estadio de tenis. “Por eso luego tienes la necesidad de liberar esa energía que retienes”, confiesa.

Punzano tiene que seguir a Berrettini por todo el circuito y eso ha
limitado mucho su actividad como docente en diferentes universidades
españolas y dando conferencias por todo el mundo. Y cuando el calendario concede un respiro, vuelve corriendo a su tierra y a su centro de la calle Músico Peydró.

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