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opinión pd / OPINIÓN

Implicación vs. Imposición en el fútbol

7/07/2020 - 

VALÈNCIA. Un futbolista, un equipo, cuando se siente partícipe de lo que ocurre, se identifica con un objetivo común (y éste está en la línea de sus objetivos individuales), se siente importante dentro de un colectivo, asume el coste que significa pelear juntos hacia algo que considera importante e ilusionante…, está implicado percibiendo que forma realmente parte de ese proyecto.

Y, cuando está plenamente implicado en un proyecto deportivo, es mucho más fácil que pueda alcanzar ese estado óptimo de funcionamiento psicológico que hace que el futbolista rinda a su mejor nivel. Esto ocurre cuando la autoconfianza individual y colectiva está fuerte (cree de manera realista que tiene recursos para hacer frente a los objetivos que se plantea, que además están claros en ese proyecto deportivo), cuando se perciben herramientas para afrontar  situaciones estresantes (como un marcador adverso, una “mala jugada”, minutos finales decisivos…), cuando se es capaz de atender a los estímulos relevantes del juego (como a las acciones técnico-tácticas, las soluciones a las dificultades, la toma de decisiones… todo eso bien definido desde el trabajo del día a día), cuando se siente parte de un equipo, toma las decisiones adecuadas, es capaz de activarse en su justa medida… y juega a su mejor nivel con fluidez, ilusión y esfuerzo hacia objetivos claros.

Cuando a un futbolista, a un equipo, se le impone un criterio con el único argumento de que “tiene que ser así”, sin demostrar que existe una razón (al menos) en relación al rendimiento individual y colectivo, es mucho más difícil alcanzar ese estado óptimo de funcionamiento psicológico. Cuando existe imposición sin rumbo claro, el futbolista tiene que averiguar por sí mismo cuál es su papel en el equipo, la dirección deportiva a seguir, tiene que ajustar esos objetivos individuales a los colectivos que igual no están muy claros (lo que le puede generar conflicto), tiene que rehacerse ante diferentes situaciones ajustándose a esa situación sin definir… todo eso significa un gran esfuerzo extra que, añadido a otro tipo de desgaste (como por ejemplo el cambio de entrenador, expectativas desajustadas, un historial de fracasos, falta de liderazgo eficiente…), puede significar una verdadera losa para jugadores y equipo.

Parece simple, y en cierta medida lo es (aunque requiere de un muy buen trabajo con un buen criterio): para que un futbolista y un equipo rinda bien, es necesario crear esas condiciones de seguridad, de implicación, para que tenga la necesaria tranquilidad para dar su máximo estando focalizado en lo realmente importante (jugar al fútbol lo mejor que sabe). Si existen dudas, incertidumbre, decisiones arbitrarias sin un rumbo fijo… es mucho más difícil que esa persona que juega al fútbol se exprese lo mejor que sabe.

El Valencia CF parece que tiene un gran déficit, en este momento, de lo que en psicología se llama adherencia a la práctica (que podríamos entender como “implicación”). Y esto no es porque los jugadores no quieran, sino porque da la sensación de que falta ese rumbo claro que marca el camino generando confianza; falta esa motivación bien trabajada, de calidad orientada a que cada uno crea y tenga claro en lo que tiene que hacer; o la sensación de que juntos pueden superar dificultades; falta la sensación de que cada uno tenga su importancia respetando su individualidad dentro del colectivo; falta esa sensación de que los jugadores se sientan exigidos pero también respetados y defendidos por el líder con una consistencia de decisiones orientadas al buen funcionamiento…Parece que falta al menos un poco de todo eso.

Porque para generar una adecuada implicación, es necesario un buen trabajo por parte de todos, sobre todo los de “arriba” (porque “el equipo de éxito se construye desde arriba”) definiendo claramente los objetivos deportivos explicando cuál será el proceso para lograrlos en un entorno de exigencia hacia el trabajo bien hecho haciendo a todos importantes. Y dar seguridad respecto a todo eso, no la sensación de “dar tumbos” e incertidumbre.

El trabajo psicológico, buscando ese nivel óptimo de funcionamiento, es posible realizarlo de manera individual aunque, en un deporte como el fútbol, es muchísimo más fácil lograr ese estado donde “sale todo” cuando se genera, desde los dirigentes, esa implicación necesaria.

Otra vez Voro, con su equipo de trabajo. Parece que tiene que salvar los muebles casi como si tuviera una especie de varita mágica. Parece que tiene que cambiar las dudas por confianza; la incertidumbre por eficiencia; el desánimo por la ilusión. Y todo eso en un tiempo récord. Anteriormente lo ha hecho. Ahora, tendrá que sacar otra vez ese “conejo de la chistera” en forma de herramientas para generar implicación en un equipo que ha sufrido lo suyo. Sin duda, ya ha hecho honor a su nombre, Salvador, en las anteriores ocasiones. Parece que se vuelve a rizar el rizo.

Veremos cómo acaba la cosa. Vorem.

David Peris Delcampo

@dperisd · Psicólogo Experto en Psicología del Deporte · Entrenador Nacional de Fútbol y de Fútbol Sala · Profesor de la Universidad de Valencia · Presidente de la Associació de Psicologia de l’Esport de la Comunitat Valenciana (APECVA) · Vicepresidente de la Federación Española de Psicología del Deporte

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