VALÈNCIA. Hoy arranca la pretemporada del Valencia de cara al curso 20/21. Será una jornada de reconocimientos médicos, de primera toma de contacto y de 'vuelta al cole' en la que los futbolistas llegarán a la Ciudad Deportiva de Paterna de manera escalonada. Pero, además, también será el primer día de Javi Gracia con sus pupilos a sus órdenes. Eso sí, como ya ha ocurrido en varias pretemporadas desde que Meriton aterrizase en la ciudad, el técnico tendrá a su disposición a una plantilla que, según los planes previstos, será radicalmente distinta a la que inicie La Liga en septiembre y a la que termine quedando disponible una vez concluya el mercado de fichajes el 5 de octubre.
La pretemporada ya es atípica por naturaleza. La pandemia obliga a extremar los controles a la hora de traspasar fronteras y el stage será en Valencia. Tanto es así que todavía no se conocen los rivales ni las fechas de los encuentros amistosos que podrá jugar el conjunto de Gracia durante este mes previo al comienzo de La Liga, en principio fechado para el 12 de septiembre si no hay nuevas modificaciones derivadas, entre otras cosas, del avance de los clubes españoles en competición europea.
Es decir, queda un mes para el arranque de la nueva temporada y el Valencia llega hoy a Paterna con una reducción del valor de plantilla brutal por definir. Después tendrá otro mes para seguir concretando operaciones, pero ya con la competición en marcha, con los dolores de cabeza que eso puede suponer para el técnico navarro a la hora de armar su idea, su fútbol y, sobre todo, conseguir resultados óptimos en las primeras jornadas ligueras. Todo un rompecabezas que obliga al club y a su entrenador a acelerar en todos los flancos del mercado: entradas, salidas, futbolistas que se quedarán y regreso de cedidos que tendrán su oportunidad en Mestalla.
Con muchas cosas que decir y decidir, Javi Gracia volverá a tener ante sí la preparación de toda una campaña con piezas que, a la postre, pueden terminar saliendo. Cierto que es que la limpieza que Meriton quiere acometer con algunos de los futbolistas de la entidad hace presagiar numerosas transacciones, pero el navarro ya ha vivido situaciones del estilo.
Ya en su primera temporada en el Málaga, en el verano de 2014, la planificación deportiva no le permitió contar con grandes incorporaciones. Entonces los blanquiazules vendieron por casi 20 millones de euros y compraron por 1,5 (el coste de cesión de Amrabat y medio kilo por Ricardo Horta). Gracia se nutrió de jugadores que llegaron libres como Miguel Torres, Rosales, Boka o Memo Ochoa, y otros a modo de préstamo, como Luis Alberto, entonces del Liverpool.
De lo que también echó mano entonces el entrenador del Valencia es del Atlético Malagueño. Juanpi Añor o Samu Castillejo comenzaron a participar en las listas procedentes de la cantera. Eso sí, el segundo fue parte de un nuevo aluvión de salidas el verano siguiente, tras una temporada en la que el Málaga no logró clasificarse para Europa (terminó noveno, curiosamente como el Valencia). Entonces Al Thani vendió por valor de 47 millones de euros y fichó por 8,5 en la que iba a ser la última temporada de Gracia como boquerón.
El navarro se encontrará hoy con caras que, con total seguridad, no verá en octubre dentro de su vestuario. Verá otras, y es algo a lo que ya se acostumbró en su período en la Costa del Sol. Muchas de esas operaciones también fueron tardías y tuvo que mover sus fichas dentro de sus planteamientos.
Cabe recordar que la última pretemporada de vacas flacas en el Valencia -el primer mercado de fichajes de Mateu Alemany y Marcelino al frente de la planificación, en 2017- también tuvo protagonistas en forma de salidas a deshoras. Aquella temporada, jugadores como Joao Cancelo, Orellana o Medrán estaban en la convocatoria de la primera jornada de Liga para después terminar saliendo de la entidad.
Aún así, en las últimas dos ventanas estivales, el entrenador che ha tenido piezas tambaleantes en su puzzle particular. Rodrigo Moreno estuvo en la rampa las dos temporadas siguientes, aunque no terminó de cuajar en ninguno de los casos.