VALÈNCIA. Entre el cabreo, la incomprensión y el hastío se encuentra el valencianismo tras la última derrota ante Osasuna. Pero no es el encuentro el Pamplona el que ha generado esta situación, simplemente la ha traído a primer plano. Sobre todo, en lo tocante a la figura de Javi Gracia. El preparador navarro salió especialmente tocado del último partido de cara a la afición valencianista que se ha hartado de un entrenador al que le dio todo su cariño y confianza en el comienzo de temporada al considerarlo una víctima más de la lamentable gestión de Meriton.
Meses después la concepción general es bien distinta. A día de hoy la impresión general -en el mejor de los casos- es que el navarro antepone su confrontación personal con los dirigentes singapurenses por encima de los intereses del equipo. Las teorías entre el aficionado valencianista van desde la convicción a que Gracia fuerza la situación para conseguir un despido que se le negó en octubre hasta que su único objetivo es dejar pasar los días intentando molestar en la mayor medida posible -y a cualquier precio- a unos mandatarios a los que se encuentra enfrentado desde hace ya muchos meses.
Uno de los argumentos que apoyan este último razonamiento es la gestión de minutos para los tres refuerzos que el club trajo en enero. En la sucesión lógica de hechos cabe recordar que Gracia se pasó muchos meses pidiendo refuerzos para su plantilla y que, del mismo modo, se mostró absolutamente ajeno a las negociaciones llevadas para traer jugadores en el mercado invernal
Cuando todo parecía apuntar -con la baja de Carlos Soler- a que Christian Oliva tendría su oportunidad ante Osasuna Gracia sorprendió a todos con un once inicial en el que no estaba el uruguayo y sí el canterano Guillem Molina -central- a quien ubicó en el lateral derecho para colocar al danés Wass en el eje de la zona ancha al lado de Uros Racic. El experimento resultó fallido, ya que mediada la segunda parte Gracia tuvo que echar mano del mediocentro uruguayo.
Tampoco se comprende la sempiterna negación de minutos a Patrick Cutrone. Si bien es evidente que el francés ha aprovechado los minutos que se le han otorgado, tampoco es menos cierto que no nadie se explica la reiterada ausencia de oportunidades para el capitán de la selección italiana sub 21. De la "invisibilidad" de Ferro (el partido de Valdebebas y dos minutos de descuento ante el Celta), ni se habla dado que tras el citado encuentro ante el Real Madrid su participacion es inexistente (figura junto con Mangala como la última de las opciones para el eje de la zaga).
Otro de los casos incomprensibles para el valencianista de a pie es el de Manu Vallejo. El delantero gaditano sí ha aportado cada vez que ha sido requerida su presencia, sin embargo su aportación es cada vez más residual. Gracia le dio 10 minutos ante el Celta en la jornada 24 -y pese a ello consiguió el tanto que abría el marcador- ninguno ante el Getafe en la 25, 11 ante el Villarreal en la 26, 27 ante el Levante en la 27, 2 ante el Granada en la 28, 17 ante el Cádiz en la 29, cero minutos ante la Real Sociedad en la 30, cero ante el Betis en la 33 y 10 en la 31 ante Osasuna. Es uno de los casos que más acrecienta las dudas sobre la meritocracia en la gestión de plantilla. Por si todo ello fuera poco no se entiende la fe ciega en Maxi Gómez, quien no marca un gol desde la jornada 14 ante el Cádiz y suma ya 962 minutos sin ver puerta.
La guinda al pastel es el reiterado ostracismo de Kang In Lee, a quien se ha pasado media temporada sin dar minutos, luego le dio cuatro titularidades consecutivas entre las jornadas 24 y 28 (ante Celta, Getafe, Levante y Villarreal) y desde entonces ha disputado sólo 50 minutos en 5 encuentros (12 ante el Granada en la 28 y 38 ante Osasuna en la 31, con cero minutos ante Cádiz, Real Sociedad y Betis). Al ser el coreano uno de los ojitos derechos de gran parte de la aficion, las simpatías por el entrenador que no lo pone cotizan muy a la baja.
Tampoco ayuda su puesta en escena. Gracia ha pasado de expresar públicamente en octubre que "Para evitar cualquier tipo de rumorología quiero dejar claro de entrada que he puesto mi cargo a disposición del Propietario y del Presidente. Lo he hecho por honestidad profesional hacia lo que entiendo que representa el valencianismo y a los retos que creo que este club se debe de marcar cada temporada por su gran historia." a expresar en las últimas ruedas de prensa que quiere cumplir sus dos años de contrato y que se encuentra muy a gusto en la entidad. Otros momentos más que discutibles de sus ruedas de prensa se dio en Cádiz. Tras los hechos del presunto insulto racista de Cala a Diakhaby, Gracia dedicó más tiempo a exculpar al Cádiz como entidad que a defender a su jugador. Y en la comparecencia posterior a la derrota ante Osasuna volvió a poner en el punto de mira a su plantilla: "Cometemos errores impropios de una plantilla de esta categoría", admitió no tener soluciones para los problemas de su equipo: "No sé porqué se producen estos errores. Si lo supiera, los corregiría". Y para rematar, si bien afirmó ser el máximo responsable de la situación", aseguró que le importa bien poco lo que pueda pensar la afición del club en el que trabaja: "No me importa lo que piensen los demás".