VALÈNCIA. Último mes del año en Orriols. Recta final de un 2024 plagado de altibajos y que, para cerrar boca, regresa con titubeos. El Levante de Julián Calero cayó en Miranda del Ebro a pesar de, con no demasiado, merecer la victoria ante el segundo de la clasificación. La derrota devuelve al equipo al sinsabor de la sequía de triunfos -solo uno de los últimos cuatro partidos jugados, después del parón único por la DANA y tras haber enderezado el rumbo justo antes de que el temporal asolara la provincia-. Todo, cuando la victoria ante el Burgos había reconciliado al vestuario con su camino después de algunas horas de vacas flacas.
Sin embargo, el balance que hasta ahora ofrece el elenco de Calero no es tan negativo como la sensación que dibujó la derrota de Anduvo en el descuento. Al menos, tomando la herencia del técnico de Parla como referencia. Si bien la plantilla ha sido ligeramente debilitada en materia de coste -un imperativo que se respira en el Ciutat cada ventana de fichajes desde hace tres temporadas-, el actual Levante firma mejores números que el que hace exactamente un año encaraba el final de 2023.
Entonces, con 17 jornadas disputadas, el equipo era noveno, sumaba 24 puntos y se distanciaba a 8 de las plazas de ascenso directo; hoy, con los mismos partidos, está un puesto fuera de las posiciones de playoff con 29 puntos, compartidos con Elche, Granada y Sporting, y atisba el segundo puesto a 5 puntos. Ese segundo es, precisamente, un Mirandés ante el que, de haber mantenido el resultado antes de la locura final de Anduva, el Levante ya la tendría a tiro de 2. Eso, junto a las mejorables sensaciones del equipo que, a su vez, mejoran las prestaciones del combinado de Calleja a estas alturas, edulcora de alguna forma el balance de Calero.
El 2024 es, pese a todo, perfectible. Hay mucho margen. Los próximos rivales deberían ser asequibles: el Tenerife (encuentro aplazado por la DANA ante el que se enfrentará el 7 de enero) está en descenso, el Córdoba (próximo rival) solo camina dos puntos por encima y el Albacete se mantiene en tierra de nadie. Solo el Huesca, tres puntos por detrás, es hoy rival directo del Levante. El equipo de Calleja, en las últimas cuatro citas del año, sumó 8 de 12.