VALÈNCIA. "Es alucinante lo vuestro. Venís aquí y preguntáis por Europa. Y ahora pedís que jueguen juveniles" respondió de manera airada Gennaro Gattuso en la sala de prensa de la Ciudad Deportiva de Paterna al ser preguntado por Javi Guerra como opción para el mediocentro del prime equipo. Nico González acababa de lesionarse de gravedad en La Cerámica en el último encuentro del 2022 (estuvo 3 meses de baja) y su hueco quedaba vacante.
La insistencia de Gattuso en reforzar esa posición se debía al bajo nivel que el italiano intuía en su plantilla y a las nulas ganas de arriesgar con un futbolista que sí estaba en dinámica de entrenar con el primer equipo pero al que el calabrés no estaba dispuesto a dar alternativa.
El desenlace es de todos conocido, los refuerzos no llegaron y Gattuso decidió marcharse tras perder 1-0 en Zorrilla ante el Valladolid. Y precisamente ese mismo rival en el partido de la segunda vuelta fue el que encumbró a Javi Guerra definitivamente como futbolista del primer equipo tras soltar un zapatazo a la escuadra de la meta pucelana que mantiene a día de hoy con vida al Valencia CF en la pelea por eludir el descenso.
Desde ese encuentro Guerra actuó como revulsivo ante el Cádiz en la segunda mitad y fue titular y completó todo el partido en el encuentro de Mestalla ante el Villarreal. Todo hace pensar que ante el Celta de Vigo el de Gilet seguirá actuando de inicio en un partido en el que los de Mestalla se juegan la vida. Pese a su escaso bagaje aún en la primera plantilla, Javi Guerra lidera la nueva generación de futbolistas de la cantera que junto a Diego López y Alberto Marí están tirando del primer equipo y dando una lección de pundonor e implicación.
El concurso de los futbolistas de la cantera le está otorgando al equipo la chispa necesaria para reaccionar cuando peor dadas están viniendo en el tramo decisivo de la temporada. Un cambio que tiene una historia que entrelaza las vidas de Javi Guerra, de Gattuso, del Valladolid y del Valencia.