VALÈNCIA. Lo que más me gusta de cada 13 de noviembre es poder hablar de fútbol, del balón, de esquemas, de lecturas de juego y/o de protagonistas y su respuesta sobre el campo. Tenía ganas de coger el bloc de notas del iPhone y empezar a recopilar las primeras sensaciones de la pretemporada, aunque fuese simplemente para olvidar por un momento el jaleo del desfase financiero, esa encrucijada que parece no tener solución a tres semanas del inicio del baile liguero en Cádiz. Han pasado casi dos meses de la última comparecencia pública de Quico Catalán y el escenario no ha cambiado, se ha agravado porque hay más atasco que en la M-30. Sin quererlo estoy amagando con volver al ‘tema estrella’ del verano. Voy a cambiar de rumbo.
Seguro que me diréis que solamente fue un partido y además amistoso, que no me flipe y vea más de lo que hay antes de tiempo, pero el Levante me transmitió brotes verdes en el test del sábado ante el Rennes de Camavinga. Con el ‘marrón’ que supone tener que gestionar una plantilla con excedente, Paco López arrancó el serial de ensayos de preparación con un once reconocible, que podría ser el del debut liguero del 14 de agosto sino fuera porque primero hay que aflojar el nudo para poder inscribir y tener a todos (o casi) desde la primera batalla. Que el año pasado sucedió algo parecido con Malsa es un argumento que se cae por su propio peso porque ahora hay menos límite salarial y más masa que dar de alta.
Lo de poder juntar a Morales, De Frutos, Soldado (con el ‘16’ a la espalda que ha dejado Rochina) y Roger en ataque es un lujazo. Me ilusiono con los cuatro y pienso además que por fin se verá a un Levante equilibrado: igual de vertical y descarado en ataque… y solvente y firme en la retaguardia. Es lo que tiene el solecito del verano que me crezco y me aferro a lo mínimo como un clavo ardiendo. Luego la realidad me abofeteará… o no. Siendo realistas suena a complicado lo de que este equipo sea un bloque compacto, sin desajustes como estructura que cuesten puntos y deje de transitar en una montaña rusa, de alternar momentos de frenesí y decepción sin margen para saborear las sonrisas o despotricar cuando las cosas salen al revés. El ‘overbooking’ cierra, de momento, la posibilidad de firmar lo que falta, sobre todo un central de jerarquía. Es un riesgo tremendo empezar otra temporada con los mismos (Vezo, Postigo, Duarte y Róber Pier). En este fútbol actual me parece alucinante que el propio Rennes haya firmado para su zaga a Loic Badé, al que tildan del 'nuevo Varane', por 17 millones de euros. Que por cierto todavía está recuperándose del destrozo que le hizo el Comandante.
A unos cuantos equipos que estarán en el mismo jaleo clasificatorio que el Levante les gustaría tener un cuarteto ofensivo como el que dispondrá Paco este curso que se avecina si el Fair Play lo permite. Con fortuna, Soldado mandó a la red la primera que tuvo. Estaba en el sitio preciso y en el momento adecuado para asestar el golpe. Lo vengo diciendo desde hace unas cuantas semanas que el ataque granota crece en intensidad, competitividad, exigencia y mala leche con un delantero como él. Siempre ha sido un incordio tenerlo en el enemigo. Hay que juzgarlo por lo que haga en el terreno de juego. Lo demás son factores externos que ni entré a cuestionar cuando se anunció su fichaje ni ahora tampoco lo voy a hacer. En lo que sí hice hincapié (y lo sigo pensando) fue en que, económicamente hablando, es una operación cuestionable.
Para ese 4-4-2 por el que aboga Paco hay cinco delanteros con contrato en vigor. Roger y Soldado parten con la etiqueta de titulares. Con Cantero veremos si sigue creciendo en Primera, si lo del debe importante de la cantera se corrige o se queda en más de lo mismo. La apuesta de Dani Gómez no fructificó el curso pasado y la idea es encontrarle acomodo. Y el caso de Sergio León es de sobra conocido que no entra en los planes como que el jugador cordobés se mantiene firme en cumplir ese último año de contrato que al Levante le supone más de tres ‘kilos’ entre la amortización de su fichaje (1,2 millones de euros y venderlo por menos de esa cantidad sería también imputar pérdidas en el balance) y su importante salario. Si el yugo económico no asfixiara tanto, se abordaría la llegada de otro delantero (además de un central y un extremo) si se pudiera dar salida a los que no cuentan. A día de hoy suena a misión imposible. El Levante debe vender, hay un exceso de fichas altas que hay que desprenderse (como ha sucedido con las de Toño y Rochina que acabaron sus contratos) y es urgente minimizar pérdidas (con esos ingresos primordiales) para no arrastrar más problemas en adelante. No es una solución la política de rescisiones a cascoporro como en los últimos veranos.
Soldado abrió su cuenta personal. De Frutos le tiene tomada la medida a la banda de las instalaciones de Pinatar Arena como el verano pasado, el de su presentación en sociedad. Y Morales estuvo inspirado, incisivo y punzante. De partida, el Comandante no está entre los delanteros de Paco. En la pizarra del míster de Silla es el extremo izquierdo titular. En la derecha, el segoviano De Frutos ha sido el único por el que un club (el Niza) ha llamado a las puertas de Orriols. Una propuesta insuficiente. El mensaje oficial es que no se va a malvender a nadie. El Levante solamente percibiría la mitad si fuera traspasado al compartir el 50% de los derechos con el Real Madrid, que guarda una opción de tanteo. Me encantaría que siguiera luciendo el ’18’ y podamos disfrutar de su talento una temporada más, pero hay que ser conscientes de que es uno de los principales activos de una plantilla con menos impacto en el mercado del que de puertas para dentro se pensaba (o que así se ha querido hacer ver) después de un final de curso 2020/21 desastroso y un planeta fútbol azotado por las secuelas de la pandemia. Evidentemente que es un factor determinante, pero de nada vale lamentarse y sí encontrar soluciones. Es una tónica habitual que la prioridad de los clubes sea aligerar equipaje y que sus fichajes cumplan lo de bueno, bonito y barato.
Hoy hay un nuevo amistoso de pretemporada (el segundo sin contar los 50 minutos del partido de entrenamiento del domingo ante el Al Ain de Pablo Machín) contra el Atromitos griego y me apetece comprobar cómo sigue gestionando Paco López el embudo en la plantilla, sobre todo el papel de la teórica segunda unidad. Ante el Rennes me gustó Ferni, con contrato de primer equipo tras concluir su etapa en el filial. Jugó de lateral izquierdo (Clerc y Coke pasaron previamente por el ‘3’, mientras que Franquesa no jugó por los efectos de la vacuna) y se proyectó en ataque con claridad. Solamente fue un partido, pero se agigantó y mostró su candidatura. Y los minutos de Brugui ratificaron las buenas sensaciones que viene transmitiendo desde que comenzó la puesta a punto. En principio, tras llegar a coste cero del Nàstic y firmar hasta 2025, la idea era que fuera cedido a un equipo de Segunda (tiene un montón de pretendientes), pero está cautivando y podría ser la solución a ese extremo que aún se ansía incorporar.