VALÈNCIA. El Levante está obligado a enderezar el rumbo. Los de Paco López cuajaron en San Mamés el peor partido del inicio de temporada y, seguramente, desde de la pandemia. No tuvieron opciones, perdieron prácticamente por incomparecencia en Bilbao y no fueron capaces de sobreponerse a aquello que propusieron sobre el tapete los chicos de Garitano.
Y es que el Levante pecó en Bilbao de falta de ideas, de un 'plan B' que sirviera como alternativa ante el ahogo del Athletic cuando la medular granota recibía la pelota. La imagen de Morales dándose la vuelta y galopando hacia para buscar el juego directo fue repetida el domingo y eso evidenció que el Levante, al menos en San Mamés, no supo jugar a otra cosa. Estuvo paralizado, absolutamente intimidado por su rival, que supo leer perfectamente lo que han venido haciendo los levantinistas hasta la fecha en la actual Liga.
Mientras el inicio de encuentro en Mestalla fue fulgurante y eléctrico, en el resto de partidos más allá del del Athletic -es decir, ante Osasuna, Sevilla y Real Madrid- el Levante ha propuesto una misma idea: el juego directo a las espaldas de la defensa rival para llevarse el partido. En El Sadar el plan salió a la perfección aún con una primera parte algo enquistada y encajonada en esa idea. Tanto es así que ese choque fue el primero en que Paco López sorprendió con Morales como referencia y Melero en su papel box to box, que ya había interpretado en alguna ocasión, pero que en este inicio lo está haciendo de manera más constante.
Sin embargo, el Sevilla no ofreció las facilidades que, de alguna forma, sí se encontraron ante Osasuna. La idea funcionó ante los rojillos casi por abrasión, después de que Morales comenzara a romper e incluso a caer a banda en busca de ese juego directo que, entonces sí, encontró. Mientras en Pamplona el Levante creó 12 ocasiones de gol -acciones manifiestas de claro peligro sobre la portería de Sergio Herrera-, en Nervión fabricó 3, dos de ellas para aprovechar errores del rival en la salida de balón. Entonces lo que permitió a los granotas no perder el norte del partido fue una defensa que mejoró notablemente respecto a partidos como el de Mestalla.
Ante el Real Madrid se crearon más oportunidades: 8. Fruto, sobre todo, de los 20 minutos en los que el elenco de Paco López encerró al vigente campeón. Aquel encuentro previo al parón no inició con Melero y su destacado rol, sino que lo hizo con el clásico Roger-Morales en punta y el doble pivote que tan buenos resultados está dando con Malsa y Vukcevic en medio. Aún así, aunque el once fue diferente, la idea no cambió y de nuevo penalizaron errores defensivos puntuales.
El plan fue inflexible frente al Athletic y, aunque se crearon más ocasiones que por ejemplo en Sevilla (el Levante remató 6 veces), fueron jugadas aisladas que apenas pusieron en apuros a Unai Simón. El meta vasco ni siquiera usó los guantes. Los de Garitano, además, plantearon un juego agresivo que no supo contrarrestar el equipo.
Uno de los retos de Paco López será conseguir que su equipo, de nuevo, sea capaz de cambiar el rumbo de los encuentros. El técnico insiste en partir del análisis del juego y no tanto del resultado para sacar conclusiones reales y efectivas, y el juego de su equipo en San Mamés fue deficiente. Hoy reina la autocrítica en el vestuario del Levante, que tiene el próximo lunes un encuentro clave para enderezar el rumbo.
Es el segundo peor comienzo de Liga de la historia del Levante, pero es cierto que el equipo, en especial con Paco López al mando, ha despertado de letargos en los que las dudas han inundado el Ciutat de València. Ocurrió al relevar a Muñiz en el banquillo y, sin ir más lejos, la temporada pasada tras dos momentos críticos: la derrota frente al Espanyol en casa que precedió a una racha muy positiva con un calendario empinado, y las cuatro caídas consecutivas frente a Atlético, Alavés, Osasuna y Barça, a las que le siguió una etapa de resultados más regulares y el frenazo a una monntaña rusa que estaba siendo perjudicial.
Es más, en el tercer peor inicio de Liga en Primera, con Luis García Plaza al timón, se empezó con 5 de 18 puntos posibles (cifra que puede empeorar este Levante si no gana el lunes ante el Celta, pues hoy suma 3 de 15) y se terminó merodeando la octava posición, de la que se cayó en la jornada 34.