VALÈNCIA. El Levante no cuadrará su balance antes del 30 de junio y cerrará el ejercico con pérdidas si La Liga no da tregua a los clubes a la hora de hacer números esta temporada, pero aún así en Orriols restan unos días de actividad para cerrar el mes. Si bien es cierto que el mercado granota no tiene hasta la fecha demasiado movimiento en claro más allá de intereses en altas y bjas, sí hay casos que han de resolverse antes del miércoles, con lo que la semana ha de arrancar con novedades.
El caso del primer fichaje de la pretemporada ha de definirse en las próximas horas. Soldado ya transmitió a su círculo y al Granada su deseo de marchar y aceptar la oferta de dos temporadas que le ponía el Levante encima de la mesa para, antes de este miércoles, hacer efectiva la cláusula liberatoria de medio millón de euros que figura en su recién renovado contrato en tierra nazarí. El Granada y su nuevo técnico trataron de convencerle, le trasladaron que cuentan con el que ha sido uno de los portadores de su brazalete e incluso han pretendido revisar su acuerdo con el club, pero la decisión del valenciano parece tomada, con el regreso a su casa como punto clave. Con 36 años y dos más en su horizonte en Primera, Soldado y su familia quieren volver a Valencia. Y eso ha de ocurrir esta semana.
El aterrizaje de Soldado satisface una de las pretensiones de Paco López, que es reforzar el frente de ataque de su próximo proyecto, pero será necesario liberar alguna ficha en esa demarcación para hacer hueco al experimentado delantero exvalencianista. El nombre que brilla, al menos en la hoja de ruta del Levante, es el de Sergio León, pero la postura del jugador de momento sigue enrocada... del mismo modo que en la pasada ventana de traspasos veraniega. Entonces el cordobés se hizo fuerte cuando, en la recta final, el club quiso buscarle salida "a corre prisa". El jugador giró la cara a tal situación y mucho más a salir a un club de Segunda División, de quienes sí tuvo intereses importantes en los últimos coletazos de septiembre según publicó entonces este periódico. La razón, entre otras, su felicidad personal en la ciudad y que nadie le había transmitido hasta esa fecha la intención clara de traspasarle. Sin embargo, el mensaje de club y entrenador fue claro en las dos jornadas anteriores al cierre de mercado: fuera de la lista ante Sevilla y Real Madrid.
En ese momento al Levante no le sobraban las piezas en delantera aunque Dani Gómez era la clara nueva para el frente de ataque. El caso es que, con la llegada de Soldado -que, si nada cambia en su pensamiento o en el modo de proceder del Granada, ha de ser próximamente oficial-, hay que hacer obligatoriamente encaje de bolillos en la parcela ofensiva. No tiene por qué ser antes de que julio llegue al calendario, pero la idea es liberar masa salarial, y para ello reluce el nombre de Sergio León. También ayudaría, en este sentido, la salida de un Toño que sigue esperando bien salir, bien el 'corte' necesario de contrato que tiene el Levante en su mano y que haría al lateral ser agente absolutamente libre. Antes de julio ha de decidir el club de Orriols qué hacer con su carrilero, otra de las demarcaciones, en el costado zurdo, con prioridad de incorporación pero con grandes necesidades de salida.
Mientras, el jugador que el próximo miércoles será libre es Rubén Rochina. Con el saguntino las conversaciones llevan tiempo en silencio, sin acuerdo por los años de contrato, y Quico Catalán ya descartó cualquier tipo de cambio de rumbo con el centrocampista en el último mes. El destino del valenciano parecía claro: volver a Granada y completar el camino inverso de Soldado. Curiosamente, Rochina tiene domicilio en la ciudad andaluza, en cuyo suelo residía un Soldado que que se encontraba en proceso de mudanza. En Los Cármenes, sin embargo, había cuestiones más importantes que tratar: la marcha de Diego Martínez encendía las alarmas en la búsqueda de un nuevo técnico y ahora, con Robert Moreno, el conjunto rojiblanco vuelve a l carga por el que fue su futbolista.