VALÈNCIA. El Levante acumula seis partidos sin perder y, lo que es más importante, tres de ellos han acabado en victoria. Entre ese bagaje de 12 puntos de los últimos 18 posibles, y la posibilidad de encadenar dos triunfos consecutivos este próximo fin de semana, el conjunto granota es ya uno de los candidatos a llegar en mejor forma a la recta final del campeonato. La que importa, la que prima. A pesar de todo un curso más que titubeante y un sustituto en el banco del todo comprometido, no se puede negar que a Felipe Miñambres le están saliendo las cosas. El ejecutivo astorgano ha tocado algunas teclas cuyo paradero solo él parecía conocer. De varios jugadores defenestrados por decisiones de Javi Calleja, a un giro de guion en los planes tácticos que han revitalizado al equipo.
Eso sí, el único cambio que de verdad reluce es el de los propios protagonistas. Miñambres ha lavado la cara y devuelto el orgullo a algunas piezas que, si antaño fueron importantes -tanto en Orriols como en sus respectivos anteriores clubes- esta temporada vivían en un sombrajo a la espera de encontrar un rayo de luz que ha dado el propio directivo leonés. Felipe tiene un ejércico de renacidos.
El propio Dela, que anotó otro tanto épico en la recta final del encuentro frente al Zaragoza, es uno de los que ha mejorado su rendimiento a la vera de Miñambres. Y casi todo es confianza. Si bien antes el zaguero de El Escorial había dado un paso al frente tras la salida de Vezo rumbo a Grecia en el mercado invernal -fue el mismo Calleja quien advirtió que el portugués era su "mejor central y uno de los mejores de la categoría", ahora la zancada de Dela llega a un punto insospechado. Es uno de los más importantes del grupo. Capitán en la sombra... y a la luz. Porque incluso ya ha portado el brazalete en ausencia de los capitanes designados.
"Esperé mi oportunidad y la he aprovechado", dijo un futbolista cuyo inicio de temporada no fue sencillo. Ya no por la confianza del anterior entrenador, sino porque tampoco fue fácil para él iniciar en Orriols jugando en el lateral por más que fuese una posición que conoce a la perfección. No obstante, ya no solo por el golazo, sino porque ya acumula cuatro en año natural -es el máximo artillero granota en 2024- y por varios partidos consecutivos a un nivel defensivo soberbio, es el primer gran renacido de Miñambres.
Y tras Dela, que de manera imperiosa ya gozaba de minutos antes del despido de Calleja, emerge la figura de Brugui. En realidad, el caso del catalán es mucho más llamativo, pues con Felipe dejó atrás un sorprendente rol de segunda espada después de haber acabado la pasada temporada siendo la gran revelación. El técnico no le dio continuidad y Miñambres tuvo claro desde el primer momento que había de sacarle del agujero a base de minutos. Al director deportivo, además, le encanta Brugui ya desde que aterrizó en Valencia en mitad de la campaña en que el delantero jugaba cedido en el Mirandés.
A esas dos figuras marcadas se unen otros dos jugadores que, poco a poco, han ido sacando la cabeza a la superficie. Algobia por haber estado lastrado tras las lesiones -un aspecto que ha frenado varias veces su rendimiento con la blaugrana-; Rober Ibáñez, por ser prácticamente un descartado de Calleja. Miñambres quiso unir a todo el mundo a la causa y, en Valladolid, en su primera titularidad de la temporada, el valenciano cumplió. Fue de menos a más, al contrario que este pasado fin de semana contra el Zaragoza. A Rober le falta todavía un salto de chispa más, pero el técnico ha logrado que contribuya. Mientras, el perfil de Algobia da sentido al plan en la medular. Aunque durante muchos minutos el ex del Getafe y Pablo Martínez anduvieron perdidos, Algobia acopla con el '10'. Igual que Kocho. Es su competencia natural, con los matices de ambos perfiles.
De manera parecida a Algobia, Andrés García ha resurgido en el lateral y en un esquema diferente a aquel en que ya carburó en el arranque de curso. Si con Calleja el canterano percutía por diestra con Álex Valle en el costado contrario, y una marcada línea de tres zagueros en retaguardia, ahora el esquema asimétrico le permite volar en el carril, aunque le obliga a correr muchos metros hacia atrás. Es una de las claves por las que Felipe apuesta por el '30' y no por Capa: el recorrido y la capacidad física de un Andrés que también está siendo clave y vuelve a vivir un momento dulce tras superar su interminable lesión. Maras es otro renacido, aunque en este caso el preparador astorgano lo ha tenido más 'fácil'. Fruto o no de su evolución natural tras no disfrutar de protagonismo en Primera, el serbio se ha descubierto como una opción muy seria en la trasera.