VALÈNCIA. Segunda jornada de trabajo en Crans-Montana tras el amistoso disputado con derrota uno a cero frente a un equipo mucho más rodado como el Mónaco francés.
El trabajo comenzó en las instalaciones Christ du Roi en Lens con una breve sesión de estiramientos y un leve calentamiento para ir metiendo a los jugadores en la activación necesaria para iniciar los planes del día.
Superado ese trámite inicial, Marcelino Garcia Toral reunió a todos los defensas disponibles y les dio un pero amarillo fluorescente a cuatro de ellos: Piccini, Diakhaby, Javi Jiménez y Gayà. Junto con el resto, Pascual Alba, Salva Ruiz, Garay y Gabriel comenzaron un ejercicio para afinal los automatismos en la zaga. Preferentemente comenzaron con la basculación ante ataque pero poco a poco comenzaron a imponerse las probaturas de las distintas maneras de sacar la pelota ante la pelota ante la presión rival. Primero moviendo en corto en un lateral tras recuperación para acabar con un desplazamiento en largo justo a la banda contraria para superar las líneas de presión rivales. Se pudieron ya comprobar los beneficios del fichaje para la portería de Jasper Cillessen, ya que la habilidad del guardameta holandés con los pies a la hora de golpear la pelota facilita tener un hombre más en el que apoyarse tanto para el desplazamiento en largo como para el juego.
Más tarde fue el turno para defensas y delanteros. Aquí el ejercicio consistía básicamente en dos partes. La primera de ellas era la de llegada al área contraria al primer toque con remate y finalización. Una vez rematada la pelota, Marcelino gritaba en voz alta el número que estaba en cada uno de los muñecos que, plantados en diferentes zonas del campo, hacían las veces de rivales. Como cada atacante sabía de antemano qué muñeco era su marca, en el momento que se escuchaba el número correspondiente, el futbolista en cuestión acudía raudo a presionar, mientras que el resto de los compañeros acompañaban a distancia tomando una posición que pudiera ayudar a realizar una buena labor para ahogar al rival.
El ejercicio se produjo dentro de los parámetros de intensidad demandados por Marcelino quien no dejó de arengar y animar a sus futbolistas en cada momento. La sesión finalizó con la clásica ronda de lanzamientos a puerta.