VALÈNCIA. No creo que el Valencia baje a Segunda. Incluso pienso que el equipo no va pasar los mismos apuros del año anterior. Pero sí que estoy preocupado. Porque el descenso de categoría sería fatal. El Valencia tiene un buen entrenador, un vestuario comprometido, un importante colchón de puntos y, sobre todo, veo rivales en peor dinámica. En fútbol las cosas cambian de la noche a la mañana. Por este motivo, el equipo no puede permitirse el lujo de caer en la más mínima relajación y debe continuar concentrado hasta que se logre el objetivo final. Como digo, creo que se eludirá el descenso. Ahora bien, tampoco estoy tranquilo.
Lo que realmente me preocupa es que Peter Lim no esté preocupado. Debe ser el único al que no le inquieta la situación actual. Porque el peligro es real. Layhoon aseguró en la Junta General que la opción de perder la categoría no pasa por la cabeza del propietario y que su jefe confía tanto en Baraja como en el proyecto. A mí estas palabras de la presidenta me dejan mal cuerpo. Porque si después de nueve años demostrando su incapacidad para gestionar un club de fútbol, Lim piensa de esa manera... no nos queda otra que ponernos a temblar.
Yo también le tengo mucha fe a Baraja, es cierto. Pero no tengo confianza ni en Peter Lim ni en el proyecto. Más que nada porque no hay proyecto deportivo. El Valencia no tiene un plan futbolístico acorde con su entidad, así como tampoco técnicos cualificados en los puestos de responsabilidad. Esa falta de preocupación del propietario por lo deportivo la destapó Layhoon de forma involuntaria. La presidenta explicó que Lim estaba mucho más pendiente de lo económico, que de lo que sucedía en el terreno de juego. Es decir, que el verdadero objetivo del hijo del pescador al comprar el Valencia no era otro que capturar una buena pieza. Nada nuevo por otra parte.
Me produce un tremendo desasosiego que Layhoon asegure que ha sacado "lecciones valiosas" de lo sucedido la pasada temporada. Me recuerda a aquella mítica frase de Jorge Valdano en el 97. Tras caer en Copa ante Las Palmas, el argentino afirmó: "Ha sido una derrota útil". La historia acabó con su destitución tras un vergonzoso episodio de alineación indebida en Santander, cuando el Valencia coqueteaba con el descenso. De aquella experiencia, el club aprendió. Y la siguiente temporada ganó la Copa. Pero Lim no ha aprendido nada del curso pasado. Porque ha debilitado todavía más al equipo. La plantilla es peor que la del año anterior.
Aunque el Valencia necesita refuerzos para asegurar la salvación, Lim ya ha reconocido que no está por la labor de fichar en enero. Layhoon ya se lo ha transmitido a Baraja. Esta gente de Singapur está jugando con fuego. Bajar a Segunda división sería el fin. No tiene nada que ver con lo que sucedió en el año 86. Es mucho peor. El descenso, por desgracia, sería la consumación de un mal presagio. Aquel del que más de uno advirtió en 2014 cuando vio venir a Lim y a Mendes: "Vamos a acabar como el Zaragoza o el Deportivo". Ojalá nunca suceda.