VALÈNCIA. El Levante volvió a estar acompañado de sus fieles en La Cerámica. Más de 1.200 aficionados granotas, según los datos oficiales de entradas vendidas por parte del club -bastantes más por lo visto en la poblada parte blaugrana del coliseo del Submarino- estuvieron en el estadio una vez más, en la recta final del curso, y esta vez con un objetivo distinto al del pasado año.
Y es que ya en mayo de 2023, un Villarreal B- Levante cayó para que el conjunto de, entonces, Javi Calleja apretara en la recta final por el asalto a las plazas de ascenso directo. Los de Orriols ganaron por 2-3 y abonados a la épica en una cita que se recordará, entre otras efeméridas, por las lágrimas de Vicente Iborra tras haber cometido un penalti a la hora de juego que a punto estuvo de costar un empate que hubiese certificado el no ascenso -al final, el Levante llegó con opciones a la última jornada-.
El llanto del actual centrocampista de Olympiakos fue al final del partido, a sabiendas de que, pese al triunfo, los resultados de los rivales enrevesaban la caza al primer o segundo puesto de la tabla en la última fecha de campeonato. Entonces, el precio pactado de las entradas era el mismo que hoy, 15 euros, y el Villarreal puso a disposición del Levante 6.000 butacas, cifra de que se pudo incluso aumentar en el fondo sur del estadio.