opinión

Oh no, VCF, nos hemos vuelto aburridos

Para una generación, la nuestra, acostumbrada a relacionarse con el Valencia como quien sale de noche sabedor de que algún siniestro le va a suceder, es muy costoso adaptarse al nuevo marco de paz y prosperidad climática que invade los alrededor del club...

21/06/2018 - 

VALÈNCIA. Para una generación, la nuestra, acostumbrada a relacionarse con el Valencia como quien sale de noche sabedor de que algún siniestro le va a suceder, es muy costoso adaptarse al nuevo marco de paz y prosperidad climática que invade los alrededor del club.

Nos hemos vuelto aburridos, demonios. Con lo que hemos sido. Qué ha pasado. Hemos perdido las constantes vitales que diferenciaban al club. De volcán a modo zen. Los medios locales de Madrid ya no pueden titular, en alarde de ocurrencia, sus característicos ‘Arde Valencia’, ‘Mascletà en Mestalla: nueva crisis del Valencia’, ‘Petardazo valencianista’.

Posiblemente nunca el club había acaparado tan poco alcance informativo en el tránsito entre la primavera y el verano. A este paso vamos a tener que convertir en noticia el outfit de Pablo Longoria. Remanso de paz. Alemany y Marcelino, qué habéis hecho. Si al menos Murthy tuviera a bien de rescatar su debate hit sobre los buenos y los malos valencianistas… 

Acostumbrados a reventones de banquillos y puntos de sutura en el sillón presidencial, esta parsimonia institucional, este entorno domado y calmado, es impropio de nuestra memoria. 

Vemos tirados a la bartola pasar los líos ajenos con una mirada irónica, como si la realidad no fuera con nosotros. El Madrid contrata al entrenador de la selección y arde España. Traca en Barcelona porque los directivos le tienen celillos a Piqué y la campaña electoral ya ha empezado. Mascletà en Sevilla con un proyecto desde cero. Reallity en el Wanda con la decisión. El Villarreal todavía no podrá contar con el refuerzo de Semedo excepto que algún partido se juegue a domicilio carcelario. 

De la cautelarísima a unos abonos que satisfacen al aficionado (“que a mí me cuesta hasta 5 euros más barato que el año pasado”). Normalidad o anestesia. La cuestión es que incluso el proceso veraniego de compraventas viene sazonado por una comprensión estoica. Que se va Zaza, pues bien. Que se queda, bien también. Que se ficha a Guedes, emoción. Que no se ficha a Guedes, bien porque es muy caro. 

Provoquemos algún incendio, algún lío que responda al verdadero ADN. Que pase algo malo o nos vamos a volver tarumbas. 

No es un buen presagio, claro. 

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