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bombeja agustinet! / OPINIÓN

Ojalá

18/11/2021 - 

VALÈNCIA. El levantinismo ya no sabe a qué aferrarse. Desde luego no al rival, un siempre correoso Athletic que además llega a Orriols envuelto en el infausto recuerdo de su última visita y la eliminación copera, en semifinales, y de la obscena payasada de Marcelino delante del banquillo de Paco López. Aquel día empezaron muchos de los males del Llevant: el principal, el de una plantilla consentida que creyó que lo tenía todo hecho y decidió tomarse vacaciones anticipadas, con declaraciones tan sonrojantes como las de Coke Andújar, un icono de lo que es la política de permisividad de este club con sus futbolistas y, al alimón, un ejemplo de nefasta gestión contractual que, sin embargo, no se ha corregido.

He leído y escuchado, como todos, las sensaciones tras el mini-stage del Saler pero ya no me creo nada: ¿por qué iba a ser verdad que ahora por fin se han puesto todos las pilas para ganar o ganar, si no lo fue todas las veces anteriores que lo dijeron desde hace más de siete meses? Sale muy barato el mea culpa y el no lo volveré a hacer. Así, en general. ¿Qué quieren que les diga? Ya machaqué por tierra, mar y aire, durante el curso pasado, que la actitud de los futbolistas crearía un abismo con la grada, que era urgente enderezar la situación, que la dinámica provocaba una profunda intranquilidad. Creo que era la prevención lógica para los que llevamos alguna década ya en esto (aunque en realidad el tiempo no es garantía de nada). Este curso, honestamente, ha habido otros muchos factores; no atribuyo a la actitud la causa principal del desastre. Y tampoco voy a insistir en el análisis.

Ojalá este viernes sea el día, tras una racha de 21 partidos (trece esta temporada; cinco con Pereira). Ojalá se hayan puesto como toros y tengan un plus físico que marque la diferencia para sumar de tres. No les voy a engañar: no tengo esperanza. Las soluciones son otras. También las del corto plazo. Así lo creo. Y retrasarlas sólo complicará más la situación. Pero ojalá me equivoque y el equipo y el míster nos callen la boca con goles, buen juego y, sobre todo, triunfo.

••• La secuela de Todo mal, todo peor 

El último Bombeja movió cierta polémica porque tres de los cuatro con más caché de entre los nueve que terminan contrato tienen cláusulas de renovación de diversa índole, como si eso mejorara la situación creada por la mala gestión de la plantilla, que es la otra cara de una misma moneda: la pésima planificación deportiva. Es cierto que el contrato de Cárdenas contempla dos años más opcionales, pero a nadie escapa que esa opción es inviable con la actual ficha y que la situación de uno de los porteros con mayor proyección de nuestro fútbol es una de las patatas calientes; algo similar sucede con Bardhi que, sin embargo, quedaría libre en caso de descenso; Clerc aumentará un año su contrato si disputa cinco partidos más… y el Llevant no baja; con Pepelu, que se sepa, no existen cláusulas para quedarse. Que el club tenga ciertas opciones, por tanto, no mengua en absoluto el impacto negativo que sobre plantilla, equipo y patrimonio provoca la gestión de nuestros futbolistas.

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