ALICANTE. El Hércules-Real Murcia congregó a 15.405 espectadores en el estadio Rico Pérez, lo que supone la mejor entrada en el otrora coliseo blanquiazul en lo que llevamos de curso. La misma fue propiciada en gran medida por los alrededor de 3.000 murcianistas que se desplazaron hasta Alicante para apoyar a su equipo y que dejaron en las arcas del club blanquiazul no menos de 60.000 euros toda vez que la inmensa mayoría de ellos se situaron en la Grada del Mundial, donde el precio de la entrada era de 20 euros.
Huelga decir que el ingreso por taquilla que depare el encuentro será mayor porque no solo pasaron por caja aficionados visitantes, también locales que no son abonados. Se trata de suma no le vendrá mal al Hércules toda vez que tendrá que pagar otra multa que el miércoles le impondra la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), de nuevo por un incidente que obligó a interrumpir el choque y que fue recogido en el acta arbitral: el palmesano Luis Bestard Servera hizo constar en la misma que en el minuto 30 "el encuentro se detuvo para aplicar el protocolo de actuación por incidentes de público", especificando que este consistió en que "un aficionado identificado del Hércules tocó a jugador del Real Murcia cuando se disponía a realizar un saque de banda. "El partido no se reanudó hasta que se advirtió por megafonía y dicho incidente no volvió a producirse", añadió Bestard Servera.
Lo anterior llevará a que el club del Rico Pérez sea multado con 602 euros, la sanción máxima que se contempla en el artículo 117 del Código de Competición, un precepto que ya le aplicó hace dos semanas a cuenta del incidente del tornillo. El Juez Único de Competiciones No Profesionales de la RFEF resolvió entonces castigar con la multa contemplada en dicho artículo "en su grado medio", es decir, en 301 euros. Ahora la sanción pecuniaria será doble y, muy probablente, irá acompañada de un apercibimiento de cierre (en principio, de la grada en la que se encontraba el aficionado infractor, la Preferente Baja).
Antiviolencia
Además, habrá que esperar a conocer si la Comisión Antiviolencia actúa sobre el aficionado. En la reunión de su comisión permanente celebrada a principios de semana no se abordó lo acontecido en el transcurso del Hércules-Intercity.
La misma no declaró de alto riesgo el encuentro, pese que lo anterior no depende exclusivamente de la existencia de precedentes de incidentes entre aficiones, también de que vaya a haber una afluencia de público notable, algo que el lunes pasado ya estaba asegurado cuando eran 1.800 las entradas vendidas 'online' entre aficionados visitantes.
El que el partido no llevase el apellido de alto riesgo hizo que del dispositivo de seguridad no participase la Unidad de Intervención Policial de València o de Murcia (en Alicante no existe), quedara en manos de la Unidad de Prevención y Reacción de la Comisaría Provincial de Alicante que, eso sí, desplazó más efectivos que en otros encuentros.
Afortunadamente, el cruce entre aficionados de uno y otro equipo en la calle Foguerer Romeu Zarandieta (los murcianistas desplazados se habían concentrado en la plaza Padre Fontova y no pocos herculanos en la citada calle, primero frente a la puerta cero del Rico Pérez y luego junto a las piscinas municipales, para recibir a sus jugadores) no pasó de los insultos. Finalmente no hubo que lamentar daños personales (aunque accedieron al estadio aficionados en evidente estado de embriaguez, sin ir más lejos murcianistas en la Grada de Preferente Baja), pero sí materiales en el ya maltrecho Rico Pérez, con varias butacas arrancadas en zonas en las que se encontraban aficionados visitantes. Una conducta que unida al lanzamiento de alguna botella (vacía) y a la presencia de espectadores de pie en pasillos (y zonas sin butacas, donde antaño las había pero han ido siendo usadas para sustituir otras en el resto de gradas) llevó a la Policía a intervenir en la Grada del Mundial.
