Sin humillación histórica de milagro

VALÈNCIA. Ningún levantinista, después de la enorme ilusión copera, pese a la caída en semifinales,  imaginó el esperpento que se avecinaba Anoeta. Sigo al Llevant desde que tengo uso de razón, casi medio siglo. Quizá me falle la memoria, con la edad, pero no recuerdo un encuentro con tantas ocasiones de gol claras para un rival. Si el partido hubiese terminado 8-0 no podría sorprender a nadie que lo hubiese visto. Me atrevería a aventurar que Paco López, ni como entrenador ni como futbolista, vio tampoco jamás nada igual. El 1-0 final es completamente engañoso. Confieso que daba un poco de vergüenza ajena la posibilidad de que hubiese entrado el gol olímpico de Bardhi o la volea de Son en el último tramo y la escuadra granota hubiese rascado un punto en un duelo como éste.

La Real Sociedad es un gran equipo pero su aplastante superioridad no fue el reflejo del potencial de uno y otro, sino de la actitud del once blaugrana. No puede alegarse cansancio porque López rotó a siete hombres de la alineación copera. Quizá serviría de excusa para Duarte. O para Vezo que firmó, seguramente, su peor actuación desde que cruzó la acequia. Tampoco vale aquello del desgaste mental y el chasco, ya que la plantilla no ha podido recibir más elogios y agradecimientos de su afición (y de su presidente y entrenador) desde el jueves.

El tema es preocupante porque este mismo equipo ya mostró en el pasado la indolencia y la falta de intensidad de Anoeta. El Llevant saltó al césped donostiarra derrotado, sin alma ni fuelle, apático, impotente ante el auge realista que perforaba las líneas de contención granota con una facilidad pasmosa. Cuesta creer que un futbolista que vive y disfruta del deporte haga un viaje de 800 quilómetros para dar esta imagen. Sólo una concatenación de jugadas milagrosas y la soberbia actuación de Cárdenas evitaron una humillación histórica. El Llevant encajó un 7-0 en el Camp Nou en Liga (2013) y, con Paco López en el banco, ha recibido dos 5-0, ante Barça y Sevilla. En ninguno de esos tres partidos el once valenciano sufrió ni la mitad de ocasiones claras que la Erreala le generó.

Sonroja comparar el despliegue de facultades de un futbolista como David Silva (35 años), que ayer bailó una y otra vez a la defensa granota, con las limitaciones de algunos veteranos en nómina del Llevant. También preocupa el estado de forma (o ritmo) de Vukcevic, que debería ser esencial justo en este momento, en una zona del campo muy castigada por las lesiones. O un Malsa impreciso y fallón otra vez. O la irregularidad de Son que, pese a su buen tono físico y su brega, sigue sin mostrarse fino en sus prestaciones defensivas; o Gómez, muy desacertado en sus últimas apariciones en el once. Etcétera.

Con una semana por delante antes de la visita a Orriols del Valencia y la Copa fuera de la ecuación, desafortunadamente, confiemos en que se pueda volver a regularizar un once de plenas garantías, sin más rotaciones. Este equipo tiene un fondo de armario limitado, sobre todo en la faceta defensiva y más aún con las bajas actuales. Y una cierta inclinación a la autocomplacencia que habrá que extirpar cuanto antes, si se quiere evitar sestear por la competición hasta que finalice.

Real Sociedad 1-0 Llevant UD

UNO A UNO: Cárdenas (9); Son (4), Coke (2) (De Frutos (5) 56'), Duarte (4), Vezo (3), Toño (3) (Clerc (5) 81'); Vukcevic (4) (Malsa (4) 56'), Rochina (5) (Doukouré (5) 70'), Bardhi (5), Morales (4); Gómez (3) (Roger (5) 70').

—Paco López (5).

GOLES: 1-0 Merino 10'.