VALÈNCIA. El mes de mayo llega al calendario lleno de esperanza para el levantinismo a pesar de que abril ha arrojado, más allá de la ilusionante victoria del sábado, un período para olvidar. El bagaje son 5 de 12 puntos posibles. El Levante empezó el mes empatando ante el Eibar después de unas tablas desconsoladoras frente al Zaragoza en Orriols. La derrota ante el Mirandés, de nuevo en casa, llegó a poner la figura de Javi Calleja en el foco y la mejora de sensaciones en Las Palmas apaciguaron los ánimos antes de la que iba a ser, contra el Alavés, la batalla más importante de lo que va de temporada.
Con el choque ante los babazorros se ha terminado la agenda de duelos directos en clave granota. Al Levante no le queda en su camino ninguno de los aspirantes al ascenso directo, ni siquiera los dos equipos que, salvo descalabro, van a acabar disputándose la última plaza de acceso al playoff -Albacete y Cartagena, con permiso de un Oviedo que, a siete puntos del sexto lugar con doce por disputar, sí aparece en el sendero, aunque se antoja complicado que se apunte a la fiesta-. Los asturianos, en cualquier caso, serán el último rival en el Ciutat y podrían aterrizar en la cita sin objetivos al alcance, algo que invita al optimismo por más que los de Cervera formen uno de los equipos con mejor dinámica del campeonato -su abril si que fue bueno: pleno de triunfos-.