ALICANTE. Un empate este domingo en Antequera hubiese tenido valor de victoria para el Hércules y no solo por el desarrollo del envite, que también. Muchos firmaban de antemano no salir del Nuevo El Maulí heridos para afrontar la final con el Mérida con opciones reales de asaltar la zona de 'play-off'. Desgraciadamente, los nada menos que tres goles que anotaron no solo no le sirvieron a los blanquiazules para arañar un punto, es que van a arrancar las siete últimas jornadas a cinco de la quinta plaza por la victoria del cuadro extremeño sobre el Sevilla Atlético.
Una vez bajó el telón de la jornada 31, la sensación que dejó la duodécima derrota del Hércules es que, no obstante firmar un primer tramo del choque espantoso a nivel defensivo, el gen competitivo con el sello de Rubén Torrecilla que atesora le sirve para competir en todos los encuentros y el de este domingo no fue una excepción, como tampoco el que se viera lastrado por la falta de fondo de armario. Con lo puesto es difícil llegar lejos, esto no es Segunda Federación, pero tampoco es imposible. El calendario hace que hasta cinco de las siete jornadas que restan las vaya a jugar el Hércules en el estadio Rico Pérez, algo que esta temporada rara vez no está siendo garantía de un buen resultado para sus intereses.
El que alguno de los adversarios a los que se ha de medir pueda estar incluso descendido matemáticamente cuando se vea las caras con los blanquiazules, como es el caso de Intercity, es otro factor a favor de un equipo que el curso pasado no solo hizo de la necesidad virtud, es que cuadró el círculo.
Ahora bien, la imagen ofrecida en Antequera durante los primeros 20 minutos no solo resulta incompatible con machadas como la de la pasada campaña, también te condena en un 'play-off'. Por otro lado, se antoja necesario revisar el plan de partido porque tras el cuatro a tres, ante un rival que le temblaban las piernas y no obstante lo corto de efectivos que iba el equipo, se imponía sentar a un mediocentro y meter a un segundo '9' en lugar del habitual cambio de punta por punta. Daba igual perder por cinco a tres que por cuatro a tres, pues tanto en un caso como en el otro el Antequera se iba a siete puntos restándole toda la importancia al coeficiente particular de goles (e incluso el general) con el cuadro de Javi Medina, pero no lo daba empatar a cuatro goles, ya que los verdiblancos, tan diestros con el balón como limitados en defensa, no se hubieran escapado en la clasificación.
El Hércules no ha perdido el tren del 'play-off', pero tiene que espabilar si quiere cogerlo.