VALÈNCIA. El Levante afronta una prueba de vértigo. Casi tanto como el mostrado el pasado domingo en El Sadar. Los de Paco López testarán esta tarde esa confianza surgida ante Osasuna, en un plan que salió a la perfección y tras un partido que devolvió al levantinismo la fe en el paso adelante que tienen que dar los granotas este curso. 

No es una cita cualquiera, el de hoy es un examen de verificación de lo que pasó cuatro días atrás. Vuele o no el Levante, en frente tendrá a un equipo que ha demostrado ser un avión que ya se ha estabilizado en el aire. El Sevilla ya no está en proceso de despegue y en el Sánchez Pizjuán la tarea de puntuar, solo la de sacar un empate, se antoja ya de inicio complicada. Eso sí, la versión que pretende emular el Levante es más que válida para arrancar puntos de Nervión. 

Para ello, una de las incógnitas reside en el dibujo. Paco López salió con cinco centrocampistas y un único punta en Pamplona. Melero de box to box, con costados para Campaña y Bardhi y un doble pivote Vukcevic-Malsa que invitó a la ilusión. Eso ocurrió con Roger, el máximo artillero de siempre del de Silla, prácticamente entre algodones. De ahí las dudas: si espera el regreso a los dos puntas con Pistolero y Comandante, o el capitán vuelve al carril en ese esquema con cinco en medio campo.