OPINIÓN

Que lo vendan

2/06/2019 - 

VALÈNCIA. No me preocupa que se vaya Rodrigo. Nada. Me inquieta mucho más el futbolista que vaya a sustituirlo. Y, sobre todo, quién lo ficha. Encontrar la persona que ejerza de arquitecto del proyecto deportivo y que anteponga los intereses del club a los de un entrenador es clave. Los técnicos pasan. La entidad permanece. Tomar decisiones cuando se está en la cima no es fácil. Para seguir ganando hay que continuar en movimiento. Lo del “no vamos a tocar nada porque somos campeones” no funciona en esto del fútbol. Para continuar en la brecha hay que contemplar muchos factores. Incluso hasta la idiosincracia del propio club. En este sentido, el Valencia carbura cuando mercadea con la plantilla tras un año de bonanza.

El más claro ejemplo de esto que contamos se produjo tras la final de la Champions en Milán. Ese año se marchó Mendieta. Un símbolo. El curso anterior se traspasaron a futbolistas como Claudio López, Farinós o Gerard buscando hacer caja, y cuando voló el murciélago del escudo se vaticinaba el final de un ciclo en Mestalla. Recuerdo aquellos días como si fuera ayer. Un compañero escribió un artículo pesimista sobre el final de la época dorada. Llamé alertado a Javier Subirats, director deportivo del club, buscando respuestas. ¿Es el final?, le pregunté. “Tranquilo”, me dijo, “son buenas operaciones, el año que viene volveremos a estar arriba”. No me quedé convencido. Elevé el tono de mi pregunta insistiendo en las dos finales perdidas, en la fuga de las estrellas, en la llegada de un nuevo entrenador….. Necesitaba una explicación más convincente a tanta tranquilidad. Con esa seguridad de un número uno que le caracteriza, Subi me respondió: “El problema no son las ventas, sino acertar en el futbolista que vaya a venir y conformar un buen grupo. El equipo tendrá el espíritu de la Recopa del 80. Ese es mi objetivo. Vamos a hacer un gran equipo y estaremos muy arriba”. No me dijo nombres. Su compromiso y discreción con el Valencia CF pese a la amistad que nos une, siempre fue absoluto. Esa temporada se ganó la Liga.

La política de escuchar ofertas cuando se ha tocado metal y no tener miedo al que dirán ni a la reacción de los aficionados (sí, esos que se manifestaron en la sede para abroncar a la directiva tras la marcha de Kily fueron los mismos que lo hicieron cuando, pese a su venta, se logró el Doblete) al Valencia le funciona. Sin embargo, cuando quisimos proteger a los jugadores como flor de estufa, ya sucedió en el año 2005, esas renovaciones al alza y contratos a largo plazo desembocó en un vestuario acomodado. Esa soberbia de los ganadores casi acabó con un nuevo descenso a Segunda.

Al inicio de su segunda etapa en el Valencia, Claudio Ranieri entró en el vestuario y dijo a los futbolistas: “Habéis sido campeones de Liga, ahora quiero serlo yo”. El grupo le miró como las vacas al tren. Un par de filtraciones malintencionadas a la prensa y el técnico italiano perdió en dos días mal contados todo el crédito que tenía en Mestalla pese a haber ganado la Copa del 99. Muchas veces, los futbolistas, esos ídolos, son egoístas y caprichosos como ninguno. En la primera temporada de Rafa Benítez, filtraron a la prensa que el entrenador no les dejaba comer helados. Ni paella. Todo eran quejas. Un drama. Alguno les compró la historia. Cuando se ganó la Liga ninguno de esos futbolistas le agradeció a RB que los hubiera hecho campeones y millonarios, algo impensable.

No me preocupa que se vaya Rodrigo. Ni Santi Mina, Piccini, Cheryshev o Sobrino. Solo nos acordaremos de Rodrigo si el delantero que viene a sustituirlo no marca goles. En cuanto enchufe la primera ya se habrá ganado el afecto de la grada. Aquí somos así, del último que llega. El traspaso del hispano-brasileño es una buena venta para todas las partes. A sus 28 años, sabe que después de cinco temporadas en Mestalla ha llegado la hora de buscar otros retos. Es decir, ganar más dinero y ¿quién sabe? algún título. Para el club, hacer caja con un futbolista que permita asentar el proyecto deportivo y económico después de haberle sacado el máximo rendimiento es una magnifica operación. Porque el año que viene al Valencia se le va a exigir un algo más que la Copa del Rey.

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