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análisis | la cantina

Quique Llopis, Toni Puig y el paso del tiempo

12/07/2024 - 

VALÈNCIA. Siempre es entretenido mirar las cosas con perspectiva. El tiempo es un juez implacable que nos coloca a todos donde nos corresponde. El tiempo, también, hace que asuntos que casi nos llevaron a batirnos en duelo con alguno, ahora nos saquen una sonrisa. Y tiempo es lo que pedía desde hace años Toni Puig, el entrenador de Quique Llopis, cuando le decían que siempre entraba detrás de Asier Martínez. Asier sigue siendo un gran vallista, uno de los mejores, aunque está en un año malo, pero Quique ya le ha alcanzado e incluso superado en cuanto a marcas. “Es tan simple como que cada uno lleva una velocidad y la de Llopis era más lenta, pero siempre he sabido que podía estar entre los mejores”.

Yo siempre me fie de él. A Puig lo conocí a finales de los 90, después de que el relevo español de 4x400, con tres valencianos -Toni Andrés, Juanvi Trull y Andreu Martínez- y David Canal, ganaran la medalla de bronce en el Europeo de Budapest, en 1998. Luego pasó unos años sin grandes atletas, pero a finales de la década pasada empezó a entrenar a dos chavales que corrían mucho en los 110 metros vallas.

Ahora recuerdo, por eso de la perspectiva, un reportaje que escribí en 2018 después de juntar, antes de un Campeonato de España en pista cubierta en el Luis Puig, a Quique Llopis, Luis Salort, Marcos Ruiz, Toni Puig y Yolanda Belda. Los dos primeros entrenaban con Toni, y el tercero, un saltador de triple, con Yolanda. Salort tenía 18 años y había batido el récord de España júnior, pero Llopis, de 17, ya le pisaba los talones.

Llopis apenas abría la boca. Cuando le hacías una pregunta, aquel adolescente de manual, con su acné y el bigotillo incipiente, vestido con el chándal morado del Garbí, su club de entonces, se ponía rojo y sufría con las respuestas. No se sentía cómodo, pero te atendía con mucha educación. Ahora, más de seis años después, Llopis empieza a saber gestionar las entrevistas. Creo que ha encontrado su personalidad y aunque no sea el tipo más parlanchín del mundo, pese a mostrarse generalmente serio, transmite verdad porque no hace nada impostado. Y encima sigue siendo igual de educado. Creo que el atleta de Bellreguard también ha aprendido que es mejor dejar hablar al tiempo. Y creo también que, pese a que decían que era perjudicial que compartiera habitación con su rival (y amigo del alma) Asier Martínez, Llopis aprendió de él a mostrarse como es, sin ambages.

En aquel época, en 2018, le pregunté a mi amigo Javi Ginés, que había sido vallista y empezaba su carrera como entrenador, que quién pensaba que iba a ser mejor de los dos. Javi, que duda poco cuando habla de vallas, me dijo que le veía mucho más potencial a Llopis y que pensaba que tenía más futuro, entre otras cosas, porque tenía mucho más por mejorar técnicamente. Llopis fue creciendo y añadiendo logros a su carrera sin ser un vallista perfecto. Y eso siempre le daba esperanza: hago algo mal, puedo seguir mejorando. Por eso, después de correr hace unos días en 13.16 en la Nucía, dijo algo que, con la perspectiva del tiempo, me hizo mucha gracia: “Me da mucha rabia, pero en esta carrera creo que ya no hay mucho por mejorar”.

Luis Salort empezó a estudiar en València y aprovechó la coyuntura para dejar a Puig. Tiempo después, aquel chico afable se convirtió en otro más altivo, casi desafiante. En un par de años, en cuanto Llopis, con quien mantuvo la amistad, se puso por delante, desapareció de las pistas. No volvió al atletismo.

Marcos Ruiz tiene un don excepcional para el triple salto, con una gran velocidad, pero las lesiones no le han dejado terminar de explotar y pasar de los 17 metros. El saltador de la Pobla de Vallbona se marchó a Barcelona para entrenar con Toni Corgos, aunque tampoco terminó de encontrar su plenitud. Hace unas semanas se operó de la cola de astrágalo y ya está haciendo planes para la próxima temporada, en la que introducirá nuevos cambios. Ruiz empezará a trabajar con Álex Codina -no el entrenador de Sara Gallego- y, al mismo tiempo, a distancia, hará la fuerza a las órdenes de Jeremy Fischer, uno de los mejores entrenadores de saltos del mundo, un hombre que dirige a gente de la talla de Will Clyde, subcampeón olímpico y mundial y uno de los ocho atletas que han superado los 18 metros en triple salto.

¿Quién sabe si la velocidad evolutiva de Marcos Ruiz también es otra? En marzo cumplirá 30 años, pero es curioso que hablas con él y lo ves plenamente convencido de que el próximo año será el bueno. El tiempo, quién si no, dirá si tiene razón o no. A Toni Puig y Quique Llopis ya se la ha dado.


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