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Llorenç Barber, un genio conjugado en primera persona del plural

  • FOTO: DANIEL GARCÍA-SALA

VALÈNCIA. Con setenta y cinco años a sus espaldas, y casi medio siglo de creación, Llorenç Barber está experimentando uno de los momentos más dulces de su carrera. Hace unas semanas, en la rueda de prensa de presentación de la primera gran retrospectiva que le dedica un museo (el Centre del Carme), le pusieron más micrófonos delante que nunca para que hablara. Y aprovechó el momento de sobra, haciendo un repaso incisivo de cómo él ha vivido, en primera persona, la apisonadora con la que el canon ha ido ahogando la creación contemporánea en España en general, y en València muy en particular.

Barber diferencia entre el compositor, el artista sonoro y el músico, y los coloca en diferentes estadios de la creación. «El músico que solo sabe música no es músico», también aseveró en aquella rueda de prensa. Y no le tiembla el pulso tachando la escena de la música clásica desde la Transición como «músicos tardosinfónicos».

La historia de Llorenç Barber es la de una resistencia continua por situarse siempre donde marque la frontera, para buscar qué podría haber más allá. Nació en Aielo de Malferit en 1948, y empezó a estudiar piano. Pronto, la vida de una familia agricultora se le hizo pequeña y empezó a recibir formación en el Seminario de Montcada. Pero el piano también se le quedó corto, y fundaría el Grupo Actum, pioneros de la música experimental en València y más allá. Recogieron como nadie el pensamiento de John Cage y aprendieron de Zaj para ir un paso más allá.

Pronto se pondría a programar desde el Aula de Música de la Universidad Complutense de Madrid, y fundaría el que ya es el festival de música experimental más longevo de España, Ensems. La gran mayoría de su obra es inédita «por dos razones, para ser justos: Tengo siempre muchas prisas y pocas ganas de discutir». Después de experimentar continuamente la resistencia de las instituciones a sus retos creativos, no se ha resignado nunca, y poco le ha importado dejar en los cajones lo que nadie parecía tener interés en sacar.

En primera persona del plural

Barber está viviendo estos meses toda una resituación de su figura, con la ventaja de que, además de estar vivo, sigue con el impulso creativo intacto. La primera parada ha sido la gran retrospectiva que, hasta el 25 de febrero, se puede ver en el Centre del Carme: La construcción de un nosotros múltiple. Y en ella se alude a un pilar fundamental en la vida y obra de Barber: la creación desde un nosotros, que implica la forma pero también el fondo.

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