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opinión pd / OPINIÓN

Sin Fallas y sin alegría

16/03/2021 - 

VALÈNCIA. No tenemos fiestas falleras, lo sabemos, pero no nos falta una buena Falla, con sus ninots, su parodia, sus petardás, su mascletà principal sus trasnochamientos, su cremà, etc. lo tenemos todo, menos la alegría. Y eso que contamos con Gracia, que no es poco, pero tampoco tanto como creíamos. Es, a estas alturas, una gran decepción, porque al técnico se le ha dado mucho cariño desde el valencianismo y desde los medios, pero él no ha querido corresponder a dicha confianza y sigue yendo en una deriva emocional y profesional que le dejará muy tocado por mucho tiempo. Pero en todo esto sigue siendo el orgullo de Meriton el que nos está condenando, porque es capaz de dejar morir vilmente al equipo antes que reconocer que su apuesta deportiva (plantilla y técnico) es un auténtico fracaso y dando por buena la marcha (salida propia o despido) del míster. Tanto ego nos está matando.

La calamitosa puesta en escena del equipo el pasado viernes es solo reflejo de ese ego tan mal llevado por unos y por otros: como motivo de una Falla no tendría desperdicio, porque se junta lo absurdo con la crítica más dolorosa. Y para colmo, el espectáculo que está viviendo el club en redes sociales, mientras el presidente actual lo va negando todo, como si, por un momento, de verdad, se creyese ser presidente de algo. Lo siento Anil, presidir, lo que se dice presidir, solo lo haces en la mesa de tus almuerzos, al cap d’avant de tots. Pero ya, todo lo demás, pues como que no, porque esto te vino grande siempre y ahora, incluso tú te has convertido en pequeña pieza, insignificante, para Meriton. Defiendes, por si no lo sabes, los restos de un banquete al que no te han invitado, pero tú, bajo la mesa, rondas, hambriento, deseoso de que tu fidelidad siga aportando esos beneficios de dinero y bienestar social del que gozas en esta tierra que, sin embargo, tú has calificado de arisca. Aquí no te indulta nadie por muy ninot que llegaras a ser de nuestra Falla, aunque creo que ni eso te quieren hacer: más pronto o más tarde tu memoria arderá e iremos con una pala, en sentido figurado, mezclando la ceniza de tus actos con la tierra, y te echaremos a un saco de plástico, para olvidarte ya, sin remedio, de este club. Ese será tu paso por aquí. Bueno, ese y que siempre serás el referente de comparación cuando nos encontremos a gestores buenos o malos. El referente malo, claro, porque a partir de ti todo siempre irá a mejor, venga de Johor o de Cincinatti, ya me da lo mismo. Lo único que realmente deseamos frente a este escenario circense que se está tejiendo es que, por encima de todo, Anil y su gente desaparezcan de aquí. Lo demás… pues ya veremos, porque con tanto capricho de por medio me da que el club tendrá un triste final siempre que las niñerías se impongan sobre la profesionalidad.

Luego está el cárdeno Javi Gracia, cuyo discurso te arranca vida, la verdad. De ser el engañado a ser parte del problema: es una evolución muy mala. Nefasta, diría yo. Porque cada día que pasa lo está haciendo peor en todos los sentidos y se está empezando a transformar en un malabarista de las excusas y de las injusticias: su política de cambios no hay quien la entienda; su idea o propuesta táctica de inicio tampoco; sus planteamientos casi siempre hacen agua, al menos de inicio; su capacidad de motivar a la plantilla es un desastre y su implicación en el club es nula. Pasa por ser el técnico del peor Valencia CF de la historia en la liga de tres puntos. Y, aunque me cueste creerlo, ya está en la misma tarima que Neville y Ayestarán, y algo peor que Celades. Con eso se dice todo y no basta con esconderse con la patética planificación de la plantilla (ya lo dije antes: orgullo zafio): quiera o no es la séptima mejor pagada. Entonces… ¿estamos pagando a precio de oro una plantilla mediocre? Sí, ya sé que los Gameiro, Mangala, Cheryshev (el gran ausente de todo: por lesiones se ha perdido el 37% aproximadamente de los partidos del equipo desde su fichaje) y compañía son una auténtica ruina, pero ¿por qué insiste el técnico en ese apático delantero galo, por ejemplo? ¿qué aporta frente a Vallejo? Y ahí está, cobrando un dineral y ofreciendo una miseria, porque este caballero sigue viviendo de muchas rentas. Y así un buen número de truhanes del balompié que llenan ese vestuario de incompetencia y lo vacían de dinero. No es su culpa, sino de quienes les dieron las llaves de esta casa.

De momento, lo que sí tengo claro es que muchos futbolistas están involucionando o bajando su calidad: a Gabriel Paulista, con este nivel, ¿Cómo se le ocurre pensar en ir a la selección? No creo que con partidos como el del otro día esté, ni tan siquiera, entre los posibles. Soler, ¿cómo va ir si anda perdidísimo y no acaba de construir el juego? Sus goles de penalti nos dan aire, pero debe construir y eso le cuesta mucho. Pese a todo lo salvamos del fuego, por supuesto. Va Gayá y porque hace muchas cosas bien, pero no está en su mejor momento al menos aquí. Todo esto se lo deben agradecer los jugadores a sí mismos, al técnico que les está haciendo peores y al club, que les exige lo que ellos mismos no dan: la cara.

Todo lo malo, al fuego. Aquí andamos sin música valenciana, que es alegre. Nos metieron el fado portugués, que es melancólico, triste, agónico. Y así nos va: somos, por un lado, la risa o la mofa de todo el mundo del fútbol y, por el otro, nos invade una tristeza interior insoportable. Paradojas de la vida, como la que da sentido a nuestras fiestas: del fuego destructor al renacer, de la crítica a las injusticias a la esperanza, del absurdo al sentido más profundo. Ahora a ver quién enciende la mecha, porque se está montando una…

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