VALÈNCIA. Sería estúpido no preocuparse: el carrusel de lesiones, el 'tonto el último' en que se ha convertido la pelea por el ascenso directo, ese 'algo' que le ha faltado al equipo en los últimos partidos pese al récord... A mí, me impacienta, lo reconozco. Pero también sería de necios no esperanzarse. Quizá el Levante no sea, en realidad y a pesar de las adulaciones de técnicos rivales -es algo que me tiene con la mosca detrás de la oreja, pero hay tema para otro episodio-, el equipo que mejor juega de la Segunda División, pero sí el más fiable. Excepto Las Palmas, todos los que batallan por arriba han pasado por depresiones: el Granada, antes y a través de la llegada de Paco López; el Alavés, derrota ante el Levante mediante; el Eibar, sumido en una recesión de la que acaba de salir...
El récord de 19 partidos es peligroso si no se engorda a base de triunfos, sí, pero denota una regularidad que nadie en la categoría ha demostrado ostentar. Solo el Levante de Calleja, el mismo que unas veces te deja frío y, otras, pone cara de Primera División. Y para ascender, este año -igual que casi todos en Segunda, seamos claros- habrá que tirar de 'coco'. Usar la cabeza. Aplicar una madurez que se le cae de los bolsillos a este equipo.
El otro día decía Dani Cárdenas que hablar de playoffs no es un tabú en el vestuario. El objetivo está claro, meridiano, pero la posibilidad de acabar tercero por más que la racha de invencibilidad llegue a cotas insospechadas es tan real como que, incluso amasando una marca inédita desde 2007 en la categoría, aún hay dos rivales por encima. Y yo he pasado de rezar para no caer en esa promoción a despreciarla -obvio- pero sin miedo. Queda mucho, pero hay que estar preparados para jugárselo casi todo a las eliminatorias. Y este equipo, si no se cae por piernas, está mentalmente listo. Presto para tirar de 'coco'. Es ahora, cerca de la primavera, cuando cobra de verdad importancia.