VALÈNCIA. Una bofetada para aprender. 'Morrazo' del Valencia CF en Mestalla en los octavos de final de la Copa del Rey tras caer por 1-3 contra el Celta de Vigo. Los de Baraja no consiguieron gestionar bien la ambición por alcanzar los cuartos de final de la competición y vieron el billete muy lejos en apenas un cuarto de hora. Tras ir a remolque casi todo el partido, el Celta aprovechó su momento para liquidar cualquier esperanza valencianista a falta de diez minutos.
La inercia positiva del Valencia en LaLiga en un proyecto de bajo coste y con el objetivo liguero encarado provocó que se desatase la ilusión y euforia entre el aficionado valencianista. Las buenas sensaciones desde Vallecas, la imagen en Mestalla a lo largo de la temporada y un Celta de Vigo plagado de suplentes invitaban a una noche de fiesta que acabó siendo de 'terror'.
El Valencia entró al campo con decisión y ganas de regalar un triunfo a su gente. Sin embargo, esa excitación derivó en precipitación y se pagó caro. Dos errores, dos goles. Falta de entendimiento entre Yarek y Jaume en el despeje. Kevin Vázquez devolvió el rechace hacia el corazón del área y Luca de la Torre marcó un gran tanto de ‘espuela’ para hacer el 0-1. El castigo fue doble en apenas un minuto. Diego López se despistó en un balón dentro del área y cometió penalti sobre Miguel Rodríguez. Douvikas engañó a Jaume y puso el 0-2 en el marcador.
En el momento más delicado del Valencia, Carlos Domínguez cometió un penalti por tocar la pelota con el codo dentro del área y el Valencia se metió en la eliminatoria. Pepelu no falló y redujo la distancia con el 1-2. Al filo del descanso, los de Baraja rozaron el empate hasta en dos ocasiones. Iván Villar desbarató un centro ‘envenenado’ de Fran Pérez y Ristic sacó bajo palos un remate de Yarek. Con el 1-2, la eliminatoria siguió abierta para la segunda parte.
Sin embargo, el Valencia no logró reengancharse con precisión a la segunda parte. La ansiedad por la igualada conllevó al caos. Imprecisiones, precipitaciones y múltiples pérdidas que alimentaban la ilusión de un Celta que esperaba 'matar' al contragolpe. A base de orden, los vigueses consiguieron guardar la ropa sin sufrir demasiado más allá de un disparo alto de Vázquez y otro en semifallo de Yaremchuk. En el 79 llegó el mazazo definitivo. Luca de la Torre envió un centro y Douvikas se elevó más que nadie para firmar un ‘testarazo’ a la escuadra y poner el definitivo 1-3.
Un golpe duro, pero que no debe perder la perspectiva de la buena temporada que está trazando el equipo de Baraja. La próxima parada será este sábado en Mestalla con el Athletic con el objetivo de resarcirse del 'chasco' de octavos de final.