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Y qué piensa hacer Lim ante un equipo ausente

El Valencia no funciona y por mucho que su entrenador pruebe sigue sin funcionar. Ganará con problemas a equipos poco exigentes, perderá contra quienes aprieten y tengan un poco de talento...

30/10/2015 - 

VALENCIA. El 12 de enero se cumplirá un año de la renovación de Nuno hasta 2018. Por entonces, y porque cuando son días de fiesta todo está bien, todo es alegría y más vale no tener la tentación de aguar la reunión, se sucedieron las celebraciones. Hubo un tiempo no muy lejano, no sé si lo recordaréis, en el que estaba prohibido cuestionar sin adjudicarse un trinchera, afortunados nosotros aquello pasó y llegaron los matices.

Muchos opinadores creían en enero que extender aquel contrato era la señal de que el proyecto buscaba estabilidad. Se acabaron los proyectitos de usar y tirar. Alabado sea el largo plazo. Por fin un entrenador con vocación de continuidad.

Otros lo creíamos precipitado porque Nuno, que lo estaba haciendo fantástico, a fin de cuentas era un recién llegado. ¿No puedes esperar a que termine la temporada y evaluar? En modo sospechoso se podía intuir que aquella renovación no era más que consumar un contrato aplazado a la espera del final del proceso de venta. Igual dio, los que opinábamos una cosa y los que opinábamos otra nos igualamos a final de temporada, cuando a pesar de las dudas ganaban las virtudes. Haberlo renovado entonces era justo.

Han pasado cerca de once meses. Casualidades de la vida el mismo equipo que carburaba se ha vuelto un desastre. A pesar de una política deportiva discutible es complicado escudarse en los nombres, un equipo casi calcado a éste ofrecía hace un rato una solvencia que hoy ni asoma.

Vivos y muertos contemplan el desacato. Por pudor, no es necesario incidir en ello. El Valencia no funciona y por mucho que su entrenador pruebe sigue sin funcionar. Ganará con problemas a equipos poco exigentes, perderá contra quienes aprieten y tengan un poco de talento. Todo eso si se deja llevar por la inercia.

Es el momento de ponerse frente a esta crisis y actuar. Lo peor en este escenario, calco de las eras Djukic y Pellegrino, es la desidia viscosa que lo rodea todo. ¿Quién se encierra en el vestuario a pegar cuatro gritos?, ¿quién reúne a los jugadores en un encuentro sumarísimo donde decirse las maldades a la cara?, ¿quién, desde arriba, se sienta con el entrenador y le hace ver que esta dinámica solo conduce a la nada y que la temporada próxima a este paso ni Europa League?, ¿quién pone freno a esa inercia en formato tobogán por el que el equipo se desliza? Por no haber no hay ni rumores de nombres de otros entrenadores. Todo está bien, solo que viendo al equipo casi todo está mal.

¿Qué va a hacer Lim ante esto?, ¿van a moverse para impedir que continúe la abulia? Soy partidario de dar tranquilidad a los proyectos, de confiar en los hombres en los que crees. Pero esperar a que un proyecto quebrado se recupere solo roza la negligencia.

Muy rápidos para renovar repentinamente a Nuno hasta 2018, muy lentos para actuar cuando partido tras partido no se ve atisbo de cambio. Que dejen de tocar los músicos del Titanic.

¿Despedir a Nuno sería un error? Probablemente una precipitación, pero hacer dejación de funciones sin que nadie en el entramado del club reconozca que se va por mal camino es un error todavía más grande. Sobre todo porque esto ya lo vimos antes, plantillas que desde el principio no marchaban y que siguieron haciendo agua durante todo el curso. Y sobre todo porque la inversión, ahora, no es la de entonces. El propio proyecto reclama exigencias mayores. Dar tranquilidad no es sinónimo de no hacer nada cuando las cosas van mal.

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