VALÈNCIA. Con público o sin él, el Levante necesita beber de los puntos del Ciutat de València. Los granotas no pisan el césped de Orriols desde el pasado 8 de marzo, en aquel empate a uno ante el Granada que dejó tantas dudas en la parroquia levantinista antes de embarcarse en la aventura de un derbi que se terminó disputando cuatro meses después.
Hoy, la situación no es crítica pero sí preocupa dentro del vestuario levantinista. Las reuniones entre cuerpo técnico, plantilla y cúpula completa del club se han sucedido para atajar el asunto de la confianza antes de que una dinámica negativa ahogue al equipo. De peores ha salido el Levante de Paco López, pero sin duda el hecho de no pisar su propio estadio desde hace más de 7 meses es un hándicap diferente a los vividos y que afecta.
El Levante no volverá a su casa, como mínimo, hasta la jornada 9 y eso será el fin de semana del 7 y 8 de noviembre. El regreso a Orriols se está haciendo largo porque, desde la última vez, los datos como local lejos de casa han sido diferentes a los habitualmente cosechados por el conjunto de Paco López. Porque desde el ascenso a Primera para el curso 17/18, el Ciutat ha sido clave en la escalada del Levante en la élite hasta hoy.
De hecho, el curso pasado el Levante ganó en casa 9 partidos, entre ellos computan dos en La Nucía ante Betis y Getafe en la última fecha del campeonato. Es decir, sin contar resultados post-pandemia, se produjeron 7 victorias en Orriols a lo largo de la temporada, 3 empates y 3 derrotas (9/5/5 en caso de contabilizar los puntos del Camilo Cano).
Como visitante, las derrotas de toda la campaña ascendieron a 12. Aún sin incidir en la totalidad de la pasada temporada, el Ciutat tuvo cierta culpa de que el Levante lograra la segunda mejor puntuación de su historia: los granotas terminaron siendo el octavo mejor equipo como local del torneo, cuatro posiciones por encima de la finalmente conseguida. Prueba de ese efecto son encuentros como el del Barça (3-1), el del Real Madrid (1-0) u otros resultados menos sonados y casi más sufridos, como la remontada al Villarreal a primeros de Liga.
Ya en la temporada del ascenso, la 16/17, los números de Orriols superaban con creces a los arrancados fuera de su césped. Entonces el conjunto de Muñiz solo perdió un partido en casa, por las 7 derrotas a domicilio. Acabó ganando 17 y el resto es historia. Una vez en Primera, de nuevo el Ciutat fue la piedra filosofal de un equipo entonces con la meta clara de la permanencia y que coqueteó con la zona baja gran parte del curso. Aún con los vaivenes con Muñiz en la segunda vuelta, el Levante ganó 7 partidos en casa, y empató y perdió 6. Con los datos solo como local, de nuevo la permanencia hubiera sido algo más holgada.
La primera temporada completa de Paco López al frente del barco granota fue, de alguna forma, en la que menor impacto tuvo al Ciutat. Se ganaron solo 6 partidos en casa en una campaña que se terminó salvando en la jornada 37 y a cuatro minutos del fin del encuentro. De hecho, ese año la clasificación virtual del Levante en caso de contabilizar únicamente los datos locales hubiera sido la misma (15º).