VALÈNCIA. El Levante es un salto para Nafti. El franco-tunecino ya reconoció tras el empate en El Plantío que sabe dónde está y las exigencias que se le plantean a un club cuyo objetivo inapelable es lograr el ascenso inmediato: "Uno cuando está en el Levante sabe dónde está, esto es un camino muy largo que va a ser complicado", comentó el técnico en Burgos. Y es que, pese a lo amplio de la competición que recién empieza, hay pocos precedentes en la carrera de Nafti en que le haya costado hacerse con su equipo, al menos a nivel estrictamente de resultados. La pasada temporada, cuando recogió el testigo de Asier Gartiano en el Leganés, cuajó un arranque regular, con 12 puntos en siete encuentros -los mismos que hoy ha disputado el Levante- después de que los pepineros solo hubieran recogido 10 en las primeras 14 jornadas.
Con el Lugo, al que el entrenador tampoco dirigió desde el principio de curso -ni terminó la temporada tras un cese sorprendente-, logró ganar los tres primeros partidos después de sustituir a Juanfran y registró 16 puntos en la muestra de siete partidos como base. Cierto es que en sus experiencias con Badajoz y Mérida en la extinta Segunda B, el franco-tunecino sí tuvo que remar para sacar a los suyos del atolladero tras malos arranques de competición. En su primera temporada en Badajoz sumó 11 de los primeros 21, pero recondujo el rumbo y acabó manteniendo las riendas del equipo la siguiente temporada. En Mérida también le costó iniciar.
Es solo un extracto de los inicios del técnico que, aunque en cuanto a puntos no está lejos de los inicios de sus anteriores aventuras en Segunda -el Levante suma el pobre bagaje de 10 puntos de 21 hasta la fecha-, en sensaciones sí mantiene a su parroquia en vilo. Nafti, de momento, no ha dado con la tecla del elenco granota y ha alternado hasta tres planteamientos distintos en solo un arranque de temporada. De la línea trasera de cinco que tuvo que amoldar al paso de las dos primeras jornadas, al movimiento de piezas en el centro del campo este pasado domingo en Burgos, pasando por un 4-4-2 más clásico en que llegó a alinear dos puntas puros como Soldado y Wesley en dos citas.
A Nafti le está costando encontrar la idea de juego de su equipo y, sobre todo, dar con una fluidez ofensiva hasta el momento inexistente. El Levante sí parte desde una fiabilidad defensiva desconocida la pasada temporada, pero pierde en la finalización, una de las cuestiones negativas que más resaltó el propio preparador levantinista tras el empate en tierras burgalesas. Del aviso del 'no al fútbol champagne' que ya dejó ver Nafti en una de sus primeras comparecencias previas a partido oficial, a no encontrar un gol que, según dispara públicamente el franco-tunecino, "llegará".