VALÈNCIA. Andrés García vive su mejor momento desde que es parte del primer equipo del Levante. El valenciano es una de las luces actuales del conjunto de Julián Calero, que ha visto cómo otros de sus puntales viven baches de rendimiento mientras el reconvertido lateral ha crecido de manera exponencial. Eso, hasta ser uno de los líderes del vestuario, pese a su juventud, y del proyecto. El '2' granota fue un puñal en Anduva y parte fundamental de los buenos momentos del equipo ante el Mirandés, sobre todo en una primera hora de juego en que mereció una diferencia mayor en el marcador.
El Levante se acabó tambaleando ante Alessio Lisci. Fue víctima de la reacción rojilla y, sobre todo, de la falta de oficio para mandar el encuentro a dormir antes de que el Mirandés encontrara su tesoro a martillazos sobre área rival. Pero Andrés se llevó los elogios. Es, junto a Carlos Álvarez, el más regular de entre los primeras espadas de Calero. Suma tres apariciones clave en goles de las últimas tres jornadas: dos en forma de asistencia y uno con la fantástica volea del pasado viernes.
Andrés García ya vivió un momento dulce cuando, al inicio de la pasada campaña, con Javi Calleja en el banquillo y todavía con ficha de filial, se hizo un hueco en el carril largo, con tres centrales a su espalda, que planteó el técnico. Sin embargo, el edema óseo en el tarso de su pie izquierdo -una lesión de entrada complicada que, para sorpresa de pocos, se enrevesó hasta el punto de obligarle a despedirse del año en septiembre- acabó por amargar su progresión. En cualquier caso, ya acabó alumbrando el sombrío final de curso de Felipe Miñambres en el banquillo granota.
Cada paso que Andrés ejecuta hacia delante, cada mes de evolución que registra el lateral del Levante, es una zancada hacia el futuro. Es uno de esos futbolistas en los que Quico Catalán sujetaba el plan de supervivencia que mostró en su última Junta General de Accionistas. Entonces, el valenciano despuntaba en categorías inferiores mientras el entonces presidente argumentaba que el futuro deportivo del club pasaba por la gente de la casa y que, en 2027, el 40% de su plantilla hubiese pasado por Buñol.
De una forma u otra, ya sin Quico en la entidad pero con estrecheces económicas que siguen suponiendo barreras en materia de construcción de plantilla en cada ventana de transferencias en que Miñambres saca la cabeza, es el camino que ha tomado el Levante. Y en ese sendero, Andrés lleva la bandera.