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All in al Ciutat

12/02/2021 - 

VALÈNCIA. El Levante cumplió y con nota en San Mamés. Los de Paco López consiguieron salir de Bilbao con la eliminatoria abierta y ligeramente en su terreno con un empate positivo, que hará que el encuentro del Ciutat de València, dentro de tres semanas, arranque con los granotas clasificados para la final. El all in en Orriols es algo que cualquier levantinista hubiera firmado antes de pisar la Catedral y, por cómo se dio el partido, se puede dar por satisfecho. 

El equipo salió a comerse la hierba y siguiendo el discurso que el técnico de Silla tanto prepara: "Ser nosotros mismos", destacaba el preparador valenciano en la previa como uno de los objetivos de su plantilla en un partido que lleva el club sin vivir 86 años. Y el Levante lo consuguió: sin miedo escénico, sin titubeos ni medias ideas. Los levantinistas siguieron el esquema implantado desde banquillos, con De Frutos y Morales versátiles en sus costados, con Bardhi cayendo al centro del campo para la ayuda defensiva pero detrás de Roger a la hora de cruzar la divisiora con el balón en los pies, y con un Melero omnipresente en el círculo central. El primer tiempo fue absolutamente de color azul y grana

Sin embargo, si a este Levante le mata en muchas ocasiones no saber ponerle el cerrojo a los partidos, el de ayer fue otro choque más con un guión demasiado abierto. También porque Marcelino García Toral se rehizo con tres cambios -Vesga, Unai López (el doble pivote entero) y Berenguer- de la victoria táctica de Paco López en el primer tiempo. La reanudación fue totalmente rojiblanca. Antes del gol -un cabezazo impecable de Íñigo Martínez, nada pudo hacer un Dani Cárdenas otra vez esencial- los vascos ya habían tenido ocasiones para igualarlo. Y muy claras. Los granotas se resquebrajaron y los peros llegaron de los titubeos que, entonces sí, se pudieron localizar en los jugadores que vestían de blanquinegro. 

El 'calentón' del Athletic no iba a ser eterno y, una vez se volvió a equilibrar la balanza de las emociones, continuaron los locales siendo dueños del partido. No duraba demasiado, casi nada, la pelota en dominios levantinistas y el técnico quiso hacer de la necesidad virtud buscando descaradamente el juego directo. Tampoco funcionó, al menos en cuanto a la generación de ocasiones -el Levante no volvió a mirar a Unai Simón a los ojos y Marcelino destacó con razón en sala de prensa que su rival había marcado la única ocasión que había tenido-. Aún así, los granotas se agarraron a una defensa férrea -Postigo como gran protagonista tras secar Williams- que permitió convertir en hielo el partido pese a la intención de los bilbaínos, que no terminaron contentos con el empate. 

La eliminatoria es larga y ahora la pelota cae en el tejado del Ciutat con muchas opciones en los bolsillos del Levante. Sobre todo si la versión el próximo mes de marzo se asemeja a la desplegada en San Mamés. Antes llegarán las prioridades: sacar adelante los encuentros de Liga, empezando por el de este domingo ante Osasuna, para seguir navegando en la zona tranquila de la clasificación. La calma y los pies en el suelo siguen manteniendo al Levante en la cresta de la ola.

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