VALÈNCIA. En el Levante están pendientes, además de su encarnizada lucha por conseguir escapar del destino y mantenerse en Primera División, del futuro de Álex Blesa. El valenciano no está viviendo precisamente la mejor de las cesiones en el Castellón, donde solo ha sido titular en una ocasión a las órdenes de un Sergi Escobar cuya figura se tambaleó en el banquillo pero que consiguió equilibrarse con algunos resultados positivos. Blesa tiene este domingo una bala de oro para ser titular y demostrarle al técnico de Almassora que puede ser figura importante en la recta final de campeonato y en medio de la pelea por ascender a Segunda División. Sin Pablo Hernández ni Kone por sanción, ni posiblemente Esquerdo por problemas físicos -son los principales nombres que han tapado su protagonismo como albinegro-, ha de regresar al once inicial.
Y es que el centrocampista del Levante a préstamo en Castalia acumula siete encuentros consecutivos saliendo desde el banquillo y arañando muy pocos minutos -tan solo 122 en esas últimas ocho citas-. El propio jugador no está contento con su situación y Felipe Miñambres admitió que es una de las figuras sobre las que se mantiene atento entre los cedidos granotas. Cierto es que ha jugado en todos los encuentros desde que llegara, excepto el primero, nada más aterrizar, en que fue suplente. Aún así, el bagaje no es suficiente para un futbolista cuya categoría estaba llamada a ser diferencial en el equipo. Con contrato de primera plantilla en el Levante y sin salida en verano -influyó su lesión de rodilla durante la pretemporada-, Blesa tuvo que salir sin minutos en Liga, pero no deja de ser una de las perlas de la última camada de Buñol. El club está pendiente.
El de esta jornada ante el Nàstic es un buen momento para él. Sin las piezas que a priori están tapando su progresión, Escobar tiene pocas opciones más allá de Blesa para rearmar su centro del campo, incluso sus alas, donde también ha actuado. Si aún con estas no es titular, el levantinista dará un giro de tuerca más en su extraña situación. El Castellón pujó por él en enero y, aunque no asumió su ficha completa -era un imposible, se hizo cargo de un porcentaje de su salario-, su expectativa era ser una pieza, al menos, más importante de lo que está siendo al bajar directo desde la élite. El cuadro de la Plana es quinto, alberga el último puesto de acceso al play-off de ascenso, y afronta en Tarragona una cita clave. Si cae, perderá esa plaza a siete jornadas del final.