Carlos Soler, el canterano al que Anil Murthy le negó el 10

10/11/2020 - 

VALÈNCIA. "No sé cómo lo voy a celebrar, igual en casa abro una botella de vino, aunque mañana tenemos entrenamiento". Carlos Soler no tenía claro cómo festejar la sonada victoria del murciélago frente al Real Madrid cuando atendió al Partidazo de la COPE el domingo por la noche. Su puntería desde los once metros, superando al largo Courtois, devuelve al equipo a los raíles de la tranquilidad después de las turbulencias generadas por el máximo accionista, Peter Lim, este verano. Su triunfo es el del canterano paciente que ha sabido esperar para dar un zarpazo cuando el destino lo ha requerido.

A Soler, que respetaba la jerarquía del vestuario, jamás se le ocurrió discutirle un lanzamiento de falta o de penalti a Dani Parejo. Simplemente aceptaba que el capitán de Coslada, por su rol en el equipo, era el encargado. El valenciano, que ya había acreditado su solvencia como francotirador en las acciones a balón parado durante su estancia en la escuela de Paterna, aguardaba su momento, con la certeza de que, llegado el momento, sería un buen relevo para Parejo.

Cuando a Parejo la propiedad del club le propinó una patada y lo largó al Villarreal CF, Carlos Soler levantó educadamente la mano y pidió el dorsal número 10. Había llevado esa camiseta durante sus años de canterano, y en sus redes sociales su perfil era el de @Carlos10Soler. Igual que para lanzar las faltas, también espero turno para recuperar el 10 que perdió al subir al primer equipo. Con ese gesto, además, lanzaba el mensaje al grupo de que estaba dispuesto a asumir una mayor responsabilidad en un Valencia en pleno proceso de reconstrucción. Soler, a sus 23 años, ya estaba maduro para ser uno de los líderes del vestuario.

Reunión con Murthy

En una reunión con el presidente Anil Murthy, Carlos Soler entendió que había llegado el momento de vestir con el 10 a la espalda y lo pidió. Su sorpresa fue mayúscula cuando Murthy se lo negó aludiendo a motivos empresariales. Gayà y Jaume, primeros capitanes de la plantilla, habían dado su visto bueno.

"Son cosas de vestuario, cuando un dorsal queda libre, lo coge el de mayor antigüedad. Pero en el club hay problemas económicos y cuando me dijeron que querían el dorsal para otros motivos decidí echarme al lado y me quedé con el número 8", admitió el mediocentro valenciano en COPE.

La situación generó una pequeña crisis en el vestuario. En un momento en el que cualquier chispa podía inflamar el ambiente, los capitanes entendieron como una injerencia grave del presidente su oposición a que Soler portará el 10. El presidente, persona que no es bien recibida en el vestuario principal de Paterna, tomó otra medida impopular y contraria a la disciplina de cualquier grupo. Los capitanes decidieron que si el 10 no lo llevaba Soler se quedaría huérfano. Y así fue.

Carlos Soler, y hasta ahí es respetuoso con el club, no desveló lo que Peter Lim pretendía hacer con el 10. Según ha podido conocer Plazadeportiva.com, el dueño se lo quería ofrecer a Kang In Lee para abrir un proceso de renovación contractual que pretende hacer realidad antes de final de año. 

Kang In, considerado un activo deportivo y estratégico por la mercadotecnia del club, era el jugador perfecto, a ojos de la propiedad, para llevar ese número icónico y mejorar la imagen de marca del Valencia CF en el mercado asiático. Kang In, por su acentuada personalidad, no hubiera tenido ningún problema en lucirlo, pero respetó la jerarquía del vestuario y el derecho por antigüedad de Carlos Soler a portarlo y, finalmente, eligió el 20 que dejó libre Ferran Torres.

Resultado: el Valencia abrió el campeonato sin la camiseta con el número 10. En toda la historia de LaLiga, el conjunto de Mestalla es el segundo equipo que deja desierta esa camiseta.

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