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"Muchas noches", Jaume

El valencianismo llora la pérdida del presidente más laureado de su historia y de una persona con una dimensión humana extraordinaria.

25/11/2017 - 

VALÈNCIA. Al valencianismo le han arrancado de cuajo el patrón de su época más gloriosa. Al llegar la peor de las noticias, la del fallecimiento de Jaume Ortí no nos puede venir a la memoria nada que no sea un recuerdo sentido y emocionado hacia lo que representó su figura en el plano institucional, y en el personal.

Jaume era pura bondad, y no es esta la clásica afirmación rutinaria que se hace cuando alguien fallece. Y seguramente esa bondad le hizo ser el mejor presidente de la historia del club. Porque Jaume siempre fue respetuoso con la historia de la entidad que fantásticamente presidió entre el año 2001 y el 2004. Jaume nunca anteponía sus intereses personales en nada, ni en la presidencia, ni en la amistad, ni en el respeto. Su buen hacer como presidente irá ligado siempre a su inteligencia para entender este mundo del balón en el que supo navegar como nadie. Jaume era un hombre de fútbol.

Sólo alguien que entendiera el mundo del balón y que supiera y asumiera que iba a ser el saco de los golpes que venían en cierta dirección iba a ser capaz de plantarse en el palco del Bernabeu y decir que sólo se podía luchar por la segunda plaza de la liga: habían nacido los galácticos. Jaume sabía el desgaste que aquello iba a suponer, y también los beneficios que ello podía ocasionar. Por eso no le importó, porque para él, por encima de todo estaba servir al Valencia CF de la mejor manera posible.

Jaume era igual en la amistad, incapaz de causarle un quebradero de cabeza a nadie. Generoso en la disponibilidad, haciendo de su manera de ser la mejor bandera de la bondad. Nadie cómo él para reirse en las noches de la extinta Ràdio Nou junto a su "alter ego", su imitador en "L´Altra Taula" Salva Campos con quien llegó a tener una estrechísima relación. Hasta el punto de convertir un error suyo en su marca personal, en una seña de identidad. Decir en València "muchas noches" es decir Jaume Ortí.

Su bonhomía no nos puede hacer olvidar al dirigente hábil que nunca quiso protagonismo y sirvió lealmente a un escudo y a unos colores guiando la nave valencianista hasta los mejores puertos cuando las aguas de lo social eran una marejada que hubiera fagocitado a cualquier otro.

Pero es que su dimensión humana es aún mayor. Jaume fue "el presidente del pueblo" no sin motivos. Era todo cariño y corazón. Jaume emanaba paz y transmitía empatía. Pero una empatía en grado sumo. Sin límites, transversal, universal, inmensa, inacabable, inabarcable.

Al escribir sobre un golpe tan duro y despiadado como este, es de ley recordar a Jaume, a "Bonico", al dirigente, a la persona, al amigo. 

Jaume ya era universal, desde ahora es eterno.

Descanse en paz, Jaume Ortí.

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