Don Jaume Ortí

VALÈNCIA. Quisiera pedir disculpas de antemano al lector que se aventure a leer esto porque veo venir que apunta a engendro literario. Hace escasas horas que nos ha dejado Jaume Ortí. Hace escasas horas que el maldito cáncer se me ha llevado a un ser querido, a otro... y ya van demasiados. No escribo yo. Mis dedos cabalgan sobre el teclado de la mano de la pena y el desconsuelo más profundo. A duras penas soy capaz de juntar cuatro palabras con las que poder dibujar el dolor que siento y el vacío en el que ahora mismo deambulo.

Otra vez ese zarpazo desgarrador y traicionero que, de la noche a la mañana, arranca un trozo de tu Mundo para recordarte que tú también estás en el punto de mira. Te quedas habitando en el otro trozo pero cada vez es más pequeño. Al levantar la vista compruebas cada día son más los que faltan. Cada vez es mayor el vacío y más insondable la tristeza.

Hoy, lo que toca es glosar la figura del que se marcha y regalarle un buen puñado de piropos con los que dejar un bonito cadáver al que llorar un rato para mañana olvidarlo y, con total seguridad, si alguien merece una buena colección de ‘mimos’ es Jaume Ortí, Don Jaume Ortí , pero es tanta la rabia que ... me cuesta horrores. Me falta el aire. Sí, me falta el aire porque no puedo dejar de llorar. No puedo seguir con mi vida como si nada sucediese: atendiendo a mis obligaciones, presentando un programa de televisión o escribiendo este artículo, pero con ese enorme hueco que deja un buen amigo al marcharse, de repente, porque le cayó encima la condena de un puto cáncer. ‘Le tocaba’... una de esas expresiones recurrentes que suele salir de boca de a quien poco importa quién se ha marchado y el dolor que deja con su adiós. ¿Por qué coño le tocaba? ¿Por qué no le tocó al asesino o al violador y le tiene que tocar a gente buena como él? Ya sé que es una reflexión muy básica y, también, recurrente y tópica pero es que ... hay cosas que no tienen explicación por mucho que la busquemos como no hay consuelo posible para tan profundo dolor. 

Don Jaume Ortí ha sido el Presidente más laureado de la historia del Valencia CF, que se dice pronto, aunque no es eso ni de lejos lo más importante. Don Jaume Ortí fue el ‘presidente del pueblo’ pero, no por su destreza en el manejo del arte del populismo; lo fue porque era NORMAL, vivió el honor que supone ser Presidente de una entidad de la importancia del Valencia con la naturalidad más absoluta, con total devoción al escudo pero... sin darse importancia y eso es lo que le hizo popular: la cercanía no impostada, la de verdad. Pero, más allá del desempeño del gran cargo que ostentó, lo más grande de Don Jaume Ortí fue su corazón... ese que lo convirtió en ‘Bonico Ortí’ y que le llevó a desvivirse por los demás sin esperar nada a cambio y recibiendo más de un puntapié como pago de quienes sabían que él jamás lo devolvería. Porque ‘Bonico’ fue un hombre bueno ,un trozo de pan bendito. Ese corazón que ha dejado de latir porque... ‘le tocaba’. ¡Una mierda le tocaba! El desasosiego me mata porque no cabe mayor injusticia y la tristeza me abruma porque... le quería. Hasta siempre Presidente. Hasta siempre amigo.